Más allá de una guerra de conciertos

Hay sucesos en la historia de la humanidad que se fijan en la memoria como cicatrices imborrables. Durante una Navidad de la Primera Guerra Mundial los ejércitos enfrentados se unieron en una mágica noche de cero agresiones para celebrar la Nochebuena. En muchas otras ocasiones los bandos enfrentados hacen un alto en el fragor de los conflictos para allanar la paz. Lo que sucederá hoy en el puente internacional Tienditas hace parte de esos sucesos en la historia de los conflictos: a solo 300 metros uno del otro habrá dos conciertos musicales, uno, de carácter humanitario en contra de la tiranía de Nicolás Maduro, mientras que el otro se llevará a cabo para respaldar a un régimen que está en el ocaso. Los dos tienen en común que son hechos de música, música que oyen dos pueblos hermanos que hoy deben trabajar para solucionar los problemas sociales, económicos y de división política que están desangrado al pueblo venezolano.

La ahora llamada guerra de los conciertos, más que anecdótica, debe dejarle los días contados al régimen de Maduro al tiempo que tiene que estrechar los lazos de amistad y cooperación de dos países que antes comerciaban por valores cercanos a los US$6.000 millones, cifra récord que se alcanzó en 2008, y hoy se ven abocados a no comprar ni vender unos productos y servicios que son complementarios debido a las restricciones que el gobierno venezolano puso a su economía. Pero no solo se trata de comercio, Colombia y Venezuela son dos países que comparten también tradiciones culturales en temas gastronómicos, musicales y hasta familiares, pues no es un secreto que muchos colombianos tienen familiares en Venezuela y viceversa. Hay que leer entre líneas la iniciativa de un empresario como Richard Branson, quien no solo apoyó el concierto sino que creó una campaña para recaudar US$100 millones. Este concierto en realidad es una muestra de la presión que ejerce la comunidad internacional para que se concrete la salida pacífica del régimen de Nicolás Maduro. Son muy pocos los países que apoyan la dictadura venezolana, Rusia, China y Turquía lo hacen por su dependencia al petróleo venezolano y los compromisos de deuda que ya tienen con esta nación; son más quienes critican y están en desacuerdo con cómo Maduro ha llevado las riendas de un país que ya tiene una inflación de 2.688.670% y donde el salario mínimo no alcanza sino para comprar 5% de la canasta básica, además de otros problemas sociales.

Ver a artistas como Juanes, Carlos Vives, Luis Fonsi, Nacho, JBalvin, Juan Luis Guerra, Danny Ocean, entre otros, será una bocana de oxígeno para el pueblo que sigue en lucha de su libertad. Recordemos que el primer concierto Live Aid que se hizo en 1985 fue por la hambruna en países africanos y ahora tres décadas después el protagonista del Aid Live es un país latinoamericano que lo tuvo todo como potencia petrolera y hoy sufre de hambre por un modelo económico fracasado que no se puede permitir su réplica en otras naciones de la región. Hoy la música es protagonista y servirá de motivo para unir a dos naciones, además que se espera sea el puente que logre abrir las puertas a la ayuda humanitaria de países como Estados Unidos, Chile, Francia, Alemania, Brasil, entre otros; no pasará desapercibido y ojalá cumpla con las expectativas de todos.