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Los ministerios de alta influencia en la inversión deben empezar a gestionar, a ejecutar para que la economía no se pare
La inflación en septiembre alcanzó 0,72%, dato que lleva el año corrido a una cifra de 4,76% y se eleva a los 12 meses a un asustador 5,35%. Los alimentos son los culpables de esta situación inusual de disparada de precios, algo que no sucedía desde hace una década. A esta coyuntura se suma especialmente la alta devaluación del peso que sobrepasa 60% y la revisión del crecimiento económico por parte de la banca multilateral que pasó de 3% a 2,5%. Lo peor es que llevamos seis meses de revisiones del comportamiento económico, por parte de las instituciones creíbles, a la baja y con una tendencia muy pesimista.
El Fondo Monetario Internacional dijo ayer que “América Latina y el Caribe llevarán la peor parte de la crisis económica global y será la única región que verá contraer su economía en 2015 aunque se espera un leve repunte el próximo año (...) El PIB de la región se contraerá 0,3%, arrastrado por Brasil y Venezuela. Prevé un crecimiento de 0,8% en 2016, frente a su proyección previa de 1,7%”. Ambas son malas noticias, pero juntas son peores. Nuestras autoridades económicas no pueden llamarse a engaños y reaccionar inmediatamente con una plan de aceleración del Pipe 2.0, que a nuestro juicio entró a la economía de manera tardía.
Los ministerios de activa presencia en la economía deben redoblar su gestión ejecutando más y esperando menos para que la economía no se desacelere más, o que incluso podamos entrar en una recesión profunda. Una situación que no es del todo desechable, pues caímos en pocos meses de pronósticos positivos de 3,6% de crecimiento del PIB a cifras inferiores a 2,8%. Y hoy estamos en 2,5%.
No es nada descartable que en una nueva revisión de pronósticos podamos estar en cifras en rojo y no en mínimos positivos tal como hoy sucede. No es sino que miremos el caso de Brasil, Chile y el desastroso comportamiento de Venezuela, todas economías dispares unidas por crecimientos raquíticos o negativos. ¿Qué se puede hacer?
Lo primero es que el Ministerio de Hacienda debe enfrentar la realidad con mucha pedagogía y sinceridad. No podemos seguir diciendo que la devaluación es inofensiva, que somos el que país que más crece en la región y que los meses que faltan de este mal 2015 serán mejores. ¿Qué deben hacer los ministerios clave? Vivienda, Agricultura, Transporte, Industria, Minas, Salud y Educación, tienen que ser las carteras líderes de la recuperación económica, deben hacerle seguimiento real a las inversiones sociales que desde esos ministerios se hayan planeado. Colombia debe crecer a 6% sostenido durante un lustro para sacar a millones de colombianos de la pobreza absoluta, para consolidar el trabajo formal, pero lo más importante es que se controle plenamente la inflación como hasta hace un par de años cuando a duras penas subía a 3%.
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