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Producción de arroz mecanizado
En el agro ha hecho escuela protestar cada vez que se destapa una incompetencia, esta vez son los arroceros que no han podido vender en el exterior sus excedentes de producción
Las cuentas son muy simples: los arroceros producen anualmente 3,5 millones de toneladas y se consumen 2,2 millones de toneladas de arroz blanco, y a lo largo de la historia no han logrado llevar los excedentes a los mercados externos; incluso economías más pequeñas como Ecuador o Perú, le venden arroz a Colombia cuando la industria, los molineros, lo necesitan, pero ahora, que hay una sobreproducción del grano, un puñado de cultivadores han salido a las carreteras a pedir subsidios al Gobierno Nacional para aminorar su falta de planificación.
Argumentan la antitécnica ayuda que han recibido por mantener el arroz guardado para equilibrar los precios. Una costumbre que tienen todos los subsectores del agro de pedir ayudas en tiempos de vacas flacas bajo la excusa de que en todo el mundo el agro es subsidiado y que hay alimentos de seguridad alimentaria que merecen ser cuidados, y muchos impiden que las importaciones crezcan para beneficiar al consumidor final.
Los bloqueos se han convertido en una cultura nociva sin fondo, máxime en este momento cuando las finanzas del país no son las mejores. La realidad es que los arroceros colombianos no son competitivos y no han logrado producir más para vender en el exterior, sino que siembran más para exigir guardar arroz y que todos los colombianos paguen de sus impuestos para que guarden el grano con la excusa de la seguridad alimentaria y el equilibrio de precios.
No hay un plan diseñado entre productores molineros con el Gobierno para solucionar el problema arrocero de fondo y vender en México, Chile, Canadá o Estados Unidos los excedentes de producción. El gremio de molineros y productores, siempre que hay crisis y se pone el tema de las exportaciones o la sustitución de importaciones, piden apoyo al Gobierno Nacional en forma de subsidios, una fea costumbre que tenían los cafeteros hace algunos años.
La economía de mercado no parece funcionar en el sector arrocero: no se han enfocado en exportar, y en cambio, se han concentrado en disminuir la oferta, es decir, sembrar menos área para mantener su estado de confort. El arroz es un cereal y el mundo está consumiendo muchos granos, por tanto, hay una oportunidad real, así las cosas también existe la posibilidad de diversificar los cultivos, tal y como sucede en otros países.
En la cultura arrocera ha hecho costumbre hablar de hectáreas sembradas y no de toneladas producidas, lo que le da una visión de extensión de tierra y no de productividad a los agricultores, en otros cultivos de gran exportación como café y frutas, el mantra es la productividad por hectárea, las toneladas cosechadas y no las hectáreas empleadas.
Se estima que el país produce más de 3 millones de toneladas de arroz, pero el punto de equilibrio para los precios es de 1,8 millones de toneladas, sin tener que acudir a las importaciones, especialmente de Ecuador y Perú. En términos macro, el arroz participa en el valor agregado agrícola de 2,7%, mientras que la industria conexa es de 2,3% en el valor agregado de la industria total de alimentos y bebidas.
Ahora bien, el consumo per cápita de arroz en Colombia es el mismo desde hace varios años, unos 46 kilos, cifra que es relativamente baja si se compara con otros países, los arroceros también podrían trabajar en conjunto para analizar caminos de salida al problema, más allá de salir bloquear las carreteras.
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