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Lo digital está acaparando casi todas las ideas de nuevas empresas que generan necesidades y se olvidan de resolver problemas tradicionales
¿Las necesidades nacen o se hacen? Esa puede ser la gran pregunta a la hora de montar un nuevo negocio o una empresa. De un tiempo para acá vivimos bajo la fiebre las llamadas startups, por lo general emprendimientos vinculados al mundo de las nuevas tecnologías que han encontrado un nicho de desarrollo y buscan afanosamente fuentes de financiación no tradicionales, especialmente tratan de reclutar socios inversionistas a cambio de un porcentaje del emprendimiento, otras más básicas acuden a familiares o amigos que confíen en un modelo de negocio que da sus primeros pasos. Más adelante, en otra fase del desarrollo del naciente negocio, aparecen jugadores más sofisticados como Private Equity o Venture Capital que patrocinan las ideas que ya estén probadas en el mercado. Si bien el término, startups, puede ser usado para cualquier tipo de emprendimiento sin distingo de sector económico, es más usado para las ideas de negocio basadas en internet y demás tecnologías de vanguardia de información. Casi todos los emprendedores en el mundo de la tecnología tienen como referente a las grandes empresas de su sector que comenzaron en un garaje o en una universidad y copian al pie de la letra los pasos que estas dieron en el camino del éxito. Google, WhatsApp, Twitter o Facebook, solo para citar a las más famosas, comenzaron siendo startups y hoy son gigantes empresariales. El punto está en que momento de la génesis empresarial, una idea deja de ser startup y se convierte en una realidad; y cómo hacer para que se convierta en un éxito. Lo primero es que hay que volver a la cuestión inicial de la primera línea: ¿las necesidades nacen o se hacen? La biblia de los jóvenes dedicados a crear startups es la revista Wired, publicación que cada año saca listados de emprendimientos revolucionarios de jóvenes que tienen los mismos sueños que alguna vez tuvieron los grandes transformadores contemporáneos como Zuckerberg, Page, Brin o Jan Koum. Pero en esas mismas publicaciones también se reseñan los errores más frecuentes al crear un emprendimiento digital. Uno de ellos, por no decir el más importante, es no tener en claro que necesidad satisface un emprendimiento digital, en una tendencia en donde todos quieren generar necesidades y pocos satisfacen una necesidad latente. Otro de los errores frecuentes es que casi todas las startup no llegan a una etapa de crecimiento real pues se quedan en una idea innovadora cuyo fin es venderla a una empresa más madura. En pocas palabras, el gran meta del emprendimiento digital es venderlo, no hace empresa a largo plazo. La enseñanza es que en un mundo tan lleno de información y abundancia de servicios, la clave está en sorprender algunos de los sectores maduros de la economía con ideas que no generen nuevas necesidades, sino que traten de cubrir las existentes con nuevas tecnologías.
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