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EDITORIAL

Hay que evaluar el papel de la Cancillería

martes, 1 de septiembre de 2015
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Holguín lleva cinco años en la Cancillería y tiene la experiencia para hacer un ministerio ejemplar, pero el lío venezolano le pasa la cuenta de cobro.

Por Constitución colombiana, la institución responsable de nuestras relaciones exteriores es la Cancillería, el llamado Ministerio de Relaciones Exteriores, que para su buen papel y desempeño cuenta con más de un centenar de embajadas y consulados a lo largo y ancho de todo el mundo, las cuales tienen el deber de estar auscultando los focos de oportunidades y de problemas que pueden afectar al país. La Embajada colombiana en Caracas es una de las más importantes no solo por la tradición de problemas, sino también por las oportunidades comerciales que Venezuela representa para nuestras empresas (más de US$2.000 millones anuales en los peores momentos), un mercado fundamental en términos de complementariedad y de eficiencia.

¿Quién es el embajador colombiano en Venezuela? ¿Cuál ha sido su papel en esta coyuntura? Pero más allá de desempeño del funcionario de segundo nivel, está la cadena de errores que la trama venezolana ha desencadenado, tocando directamente al pasivo embajador colombiano ante la OEA, Andrés González y obviamente a la canciller, María Angela Holguín, funcionaria de escuela y de carrera que siempre llega como un buen bombero a apagar incendios, pero nunca a prevenirlos. La señora Holguín fue embajadora en Caracas de 2002 a 2004 en tiempos del presidente, Álvaro Uribe, y conoce como nadie al vecino país y todo el entramado chavista que maneja las riendas del problemático Estado. Pero esa experiencia (cinco años al frente de las relaciones exteriores colombianas) no le ha servido a Colombia para evacuar las asimetrías políticas y económicas en nuestra frontera porosa de 2.219 kilómetros.

La reunió del pasado lunes de la OEA fue un fracaso rotundo y una muestra de falta de planeación por parte de la Cancillería. Es lógico que el Presidente de la República y los medios abiertamente gobiernistas salgan a respaldar a Holguín, pues no es bueno sacrificar sus roles y funciones a la oposición en tiempos de elecciones regionales, pero lo cierto es que su papel no ha sido el mejor y su protagonismo, al lado de sus representantes ante la OEA y el gobierno chavista, le deben pasar la cuenta de cobro. El Ministerio de Relaciones Exteriores debe ser más activo en tiempos de resurrecciones de crisis en el vecindario. Hace muchos meses, se debió prever la situación problema en Venezuela, un lío de nunca terminar, pero nunca se hizo nada para manejar la situación humanitaria de los empobrecidos migrantes colombianos al vecino país. Nos dimos cuenta de la crisis humanitaria cuando los rufianes de Maduro les tumbaron sus casas y los sacaron a las patadas del país a donde se fueron algún día a buscar mejor calidad de vida.

Está claro que una Cancillería más activa y unas embajadas más conectadas con la realidad del país habrían evitado todo este problema binacional. 

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