Es un momento para la gestión de los gremios

La esfera política, social y económica colombiana experimenta desde hace casi 120 días un cambio en los paradigmas y en las decisiones gubernamentales derivado del primer Gobierno Nacional de izquierda en la historia del país, y que ha sido fiel a sus ideas y promesas, así las fuerzas vivas de la sociedad siempre esperen que sea más de lo mismo y que sus actuaciones mantengan cordura y continuidad. Gustavo Petro y sus ministros, unos más que otros, están diseñando políticas públicas distintas dando rienda suelta al cambio que han prometido, pero en ese actuar distinto, las cosas se les pueden salir ‘de madre’ y destruir lo construido durante las ultimas décadas.

Por fortuna, con el paso de los días, han ido morigerando sus ideas sobre la política de tierras y de los combustibles, dándose cuenta de que no es sencillo comprar tres millones de hectáreas y que suspender la búsqueda y extracción de petróleo son cosas descabelladas. Ante este cambio de manejo gubernamental hay cosas que se han evidenciado pasados cuatro meses de administración de izquierda; lo primero es que reclutar servidores públicos idóneos no es cosa fácil y que los gremios de la producción se encuentran en un verdadero cruce de caminos para saber cómo enfrentar las decisiones del Ejecutivo.

Una ruta es hacer oposición y enfrentar las ideas de cambio, pues el cambio por el cambio no funciona sin demostraciones académicas, prácticas o científicas, más bien destruye lo construido. Y debe haber representantes de las empresas listos a hacerle ver al Gobierno Nacional que está equivocado por ese camino. Para eso se crearon los gremios de la producción que reúnen empresas con idénticos intereses sectoriales para velar por sus modelos de negocios, preservar su derecho a la economía de mercado, a la libre competencia, y lo que no es menor, a luchar por la propiedad privada y la construcción de bienestar social disminuyendo la precariedad.

La actividad gremial es distinta en todo el mundo y en Colombia hay varias particularidades; algunas asociaciones, comités o federaciones empresariales gozan de impuestos parafiscales como los cafeteros, ganaderos o avicultores, solo para mencionar algunos casos; otros gremios son de compañías multinacionales con cámaras binacionales o solo de simples empresas locales; también hay centrales empresariales con énfasis regional, muy ligadas a las cámaras de comercio. Hay docenas de gremios unipersonales formados por una empresa o empresario que vela por sus intereses particulares; es toda una Torre de Babel que se explica ante la necesidad de defender intereses y hacer lobby en el Congreso y las altas cortes cuando su negocio está amenazado.

Pero hay unos gremios que están un paso adelante, son los que tienen centros de investigación científica e invierten en reputados departamentos de investigación académica. Es un mundo que no se puede meter en el mismo canasto, pues sus intereses son diversos e incluso contradictorios, lo que sí es muy necesario es que todos los gremios deben entender que sus líderes les imprimen carácter y gran poder de negociación con el Gobierno Nacional. Es en los gremios en donde descansa la representación de las empresas en medio de una administración nacional que no ha sido muy afín a la labor empresarial y al papel del sector productivo en una democracia sana.