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Tipos de vivienda turística en Colombia a octubre de 2025
La discusión del proyecto de decreto que busca endurecer la regulación de plataformas como Airbnb debe equilibrar la innovación tecnológica con reglas claras de mercado
El debate está servido nuevamente. El proyecto de decreto que busca endurecer la regulación de plataformas como Airbnb en Colombia es una encrucijada típica de nuestro tiempo y vuelve a traer a la mesa una discusión no zanjada, que empezó a darse cuando aparecieron soluciones disruptivas como Uber o Rappi: ¿cómo equilibrar la innovación tecnológica con reglas claras y competitivas de mercado?
Según empresarios del sector turístico, las nuevas normas podrían poner en riesgo más de 95% del inventario de alojamientos listados en Airbnb y más de 215.000 empleos vinculados a rentas cortas y vacacionales. Pero las plataformas tecnológicas no pueden ser innovaciones parásitas que no pagan impuestos ni cumplen con las reglas bajo las cuales compiten los otros jugadores del sector.
En otras palabras, la innovación no puede sostenerse sobre el principio implícito de que “el vivo vive del bobo”, donde el “bobo” es el empresario formal que cumple y el “vivo” es el modelo digital que esquiva responsabilidades bajo el disfraz de la disrupción. La tecnología que necesita excepciones para ser rentable no es moderna, es anacrónica.
El debate toma otro nuevo nivel cuando se tiene en cuenta que muchas de las plataformas son grandes multinacionales extranjeras que operan en el país sin cumplir las reglas de las empresas nacionales. Aplicaciones como Temu, Shein, Uber y hasta Netflix no hablan de los impuestos que pagan en Colombia, pero suman millones de usuarios que pagan y utilizan sus servicios.
Por esa razón, gremios como Anato señalan que no es cierto que se esté buscando que las plataformas desaparezcan del país, sino que se regulen pensando en la seguridad, calidad e igualdad de condiciones.
Entre las medidas que incluye el proyecto de decreto están que las plataformas deberán tener Registro Nacional de Turismo, RNT, todos los dueños de vivienda turística no hotelera deberían tener un RNT o la génesis del Sistema de Verificación y Control del Registro Nacional de Turismo, Svcrnt, para verificar que todos los alojamientos registrados tengan el RNT y su documentación en orden, junto con las cámaras de comercio y demás autoridades. Son requisitos mínimos para igualar la cancha.
Regular no es frenar la innovación, es corregir incentivos que están mal alineados. Un mercado donde miles de unidades de alojamiento operan sin las mismas cargas fiscales y regulatorias no solo afecta al sector turístico tradicional, sino también a las finanzas públicas, al orden urbano y a la competencia leal. Y eso puede extrapolarse a cada industria con jugadores disruptivos.
La formalización tiene costos, sí, pero también garantiza estabilidad, recaudo y reglas del juego sostenibles, lo que redunda en un mayor impacto para la sociedad.
Colombia no necesita menos tecnología, necesita mejor tecnología, una que sea capaz de integrarse al marco institucional sin erosionarlo. Las plataformas digitales que aspiren a permanecer en el mercado no pueden hacerlo usando atajos o limbos regulatorios permanentes. La regulación debe ir tan rápido como la innovación sin dejar de lado que innovar no es evadir, y que competir no puede significar no pagar impuestos.
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