El último suspiro del primer semestre

Es un cliché decir que este año va volando, una sensación que se siente más cuando las horas pasan llenos de actividades y los días se juntan unos con otros, solo percibiendo un leve descanso durante la noche del viernes y la mañana dominical. Ayer se cumplió el primer puente de cuatro que se avecinan casi en serie, esos festivos que pocos saben que festejan pero que han hecho de junio un sexto mes que casi no suma, pero las cifras de la economía sí sienten esos días feriados que muchos usan para tomar vacaciones sincronizadas con las de sus hijos colegiales o universitarios. Casi todos los junios tienen menos días hábiles y son menos productivos, pues las semanas de cuatro días hábiles le pasan factura a los presupuestos justo en el mes que se debe redondear la gestión semestral. En términos de los fundamentales de la economía, la inflación ha vuelto a su redil y ha dejado de ser la amenaza que se cernía sobre la economía el año pasado para la misma época y en seis meses estamos aún lejos de alcanzar ese 4% de techo en los pronósticos del Banco de la República.

En términos de tasas de interés el Emisor sigue en deuda y no colabora con enviar un mensaje contundente al mercado, pues si bien va bajando los tipos -de 0,25 en 0,25 puntos- olvida deliberadamente que hay un rezago al consumidor final y que quizá, cuando éste empiece a sentir las tasas aparentemente bajas, cambiará el ciclo o la tendencia nuevamente para empezar a subir sin haberse beneficiado. Una tasa de intervención de 6,25% sigue siendo muy alta y no es justificable políticamente ni coherente con el estado de la economía, máxime cuando este primer semestre se ha caracterizado por buenos suministros en las centrales de abasto, muchas lluvias y un bajo crecimiento económico; tres factores encadenados que deberían analizarse con más sentido de economía social por los codirectores del Emisor.

El otro punto son las exportaciones que al primer semestre se espera que mantengan su tasa de crecimiento que a marzo fue de 31,4%. Si bien la tasa de cambio ayuda al mantenerse en el terreno de los $3.000 y haberse habilitado más de una docena de tratados de libre comercio, el déficit en cuenta corriente sigue siendo una de las mayores amenazas y una de las asignaturas pendientes, pero no hay políticas claras en este sentido. En el frente del desempleo, las cosas pintan mejor de lo que parecen: en los 13 principales centros urbanos se ha sostenido en un dígito a lo largo de este año, pero la lucha sigue en términos de informalidad, que no tiene que ver con otra cosas distinta a atacar el contrabando y reinstitucionalizar los usos urbanos. La informalidad no solo es trabajo formal con todas las prestaciones sociales, sino atacar las actividades ambulantes que casi siempre son más rentables que ser empleado, además no se pagan impuestos.

El segundo semestre que arranca en poco más de cuatro semanas tiene un gran nubarrón en el horizonte que se llama Ley de Garantías Electorales, una norma estrenada en 2005 que le impide a los gobiernos, locales, regionales y nacionales contratar para evitar influir en los electores o las empresas proveedoras de servicios de los mandatarios. Ese temido lapso arranca el 11 de noviembre y seguramente se extenderá hasta mediados de junio de 2018. ¿Qué quiere decir esto? Si las cosas no se hicieron bien entre enero y junio de este año o se le pasaron estos seis meses volando, solo tendrá unos 120 días para no caer en el pantano comercial de la Ley de Garantías que todo lo frena. Llegó el momento de acelerar para no perder el año.