Cómo responder a importaciones desde China

Inédito enfrentamiento del presidente del gremio empresarial más importante de Colombia, Bruce Mac Master de la Andi, con el embajador de la República China, Zhu Jingyang, luego de que el Gobierno Nacional anunciara el Decreto 1197 de 2025, que elimina temporalmente el arancel de 10% para 10 subpartidas de hilos provenientes de países sin acuerdo comercial con Colombia.

La decisión abrió una tensa discusión entre el Gobierno y el sector industrial por una medida, que según el Ministerio de Comercio Exterior, busca aliviar el costo de los insumos y apoyar la reindustrialización, lo que terminó enfrentando a confeccionistas, hilanderos, sindicatos y exportadores.

El Nobel de Economía, Dani Rodrik, profesor de Economía Política Internacional en la Escuela Kennedy de Harvard, dice frente a un tema de moda en todos los países que “la maquinaria exportadora de China es una llamada de atención para los responsables de la política económica de todo el mundo. Sin embargo, las barreras a las importaciones son una respuesta errónea y desvían la atención de las verdaderas prioridades. Las políticas deben guiarse por objetivos económicos, sociales y de seguridad nacional claramente definidos. Estos objetivos suelen requerir respuestas específicas centradas en segmentos relativamente reducidos del sector manufacturero. Y, en el caso del empleo, exigen una reconsideración del papel de la industria manufacturera en la generación de prosperidad económica”.

Suena contradictorio, el Ministerio de Comercio Exterior en su argumentación de la medida la justifica como un paso a la reindustrialización, una de las cosas anunciadas al comienzo de la administración Petro, pero que nunca llegó, al tiempo que se abrieron las puertas a una avalancha de importaciones del sudoeste asiático, que han encontrado en Colombia, un mercado de 52 millones de personas, muy consumistas con un ingreso per cápita que ronda los US$7.000, un paraíso para vender muy barato.

Rodrik plantea que “existen tres argumentos sólidos que explican por qué las exportaciones chinas son problemáticas. Estos se centran en consideraciones de seguridad nacional, el impacto en la innovación y la pérdida de empleos. Cada uno de estos motivos exige una estrategia distinta. Pero debido a que los responsables políticos actuales suelen confundirlos, hemos obtenido resultados políticos desacertados”.

Al Ministerio le faltó estudiar un poco más, analizar impactos y responder preguntas que el mismo Rodrik hace: “a medida que crece el superávit comercial de China y sus exportaciones manufactureras dominan cada vez más los mercados globales, el resto del mundo se enfrenta al reto de cómo responder. ¿Deberían los países erigir barreras comerciales contra China? ¿Intentar desvincularse de China relocalizando la producción y creando cadenas de suministro nacionales? ¿Emular su estrategia de impulsar la manufactura mediante políticas industriales?”, pero la decisión ya fue tomada y la polémica no se centró en la medida gubernamental -muy inconsulta- sino en el rifirrafe entre el Gremio y el embajador Jingyang, algo de lo cual se debe aprender para un episodio que inexorablemente se va a repetir en este y los próximos gobiernos.

¿Qué tan preparada está la economía colombiana para la avalancha de productos y servicios que se vienen no solo de China sino de todo el sudoeste asiático?