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Supertransparencia

miércoles, 24 de junio de 2015
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Los titulares fueron al revés y es entendible. La noticia tras la publicación del índice de trasparencia de entidades públicas (Itep) para 2014 se concentró en las dependencias estatales más propensas a la corrupción, donde obviamente estaban los sospechosos de siempre: el Senado de la República, la Cámara de Representantes y el difunto Consejo Superior de la Judicatura, para mencionar solo unos. 

Poco se dijo sobre las que encabezaban el listado, aquellas entidades que han implementado prácticas y procesos que asegurar la transparencia y que por lo tanto son menos propensas a la corrupción.

Supone uno que este olvido se debe a aquello de que, cuando un perro muerde a un hombre no es noticia, pero cuando ocurre lo contrario, es la primera página de los periódicos.

Sin embargo, hay mucho que decir sobre las entidades que se han tomado el esfuerzo de crear herramientas para controlar la corrupción. El Itep, básicamente, evalúa tres cosas en 147 entidades del orden nacional: el despliegue y acceso a la información, los procedimientos de decisiones y de ejecución y los controles a la gestión; utilizando numerosas variables en cada uno de estos ejes. 

La forma como se evalúa es a su vez bastante sofisticada. Incluye, como es usual, recolección de información directamente a las entidades medidas, pero también interacción del equipo investigador con la entidad para medir la gestión a través de las páginas web y simulacros de petición de información. Por otra parte también se recolecta información sobre le entidad en los entes de control.

En otras palabras, el Itep no es el equivalente metodológico a chuparse el dedo índice y apuntarlo al aire para saber por donde viene el viento. Es claramente algo mucho más serio y complejo que eso.

El mas reciente Itep clasificó a la Superintendencia de Sociedades en el primer lugar del ranking, con un ITN de 85.6. Lo anterior es un reconocimiento al trabajo de esta entidad durante los últimos años en materia de control a la corrupción. Esto resulta especialmente meritorio si se considera que en las mediciones anteriores a 2010, con una metodología no comparable porque era más laxa, la Supersociedades llegó a ocupar el lamentable lugar número 62. 

No obstante, además de destacar este merecido resultado hay que mencionar los también sobresalientes resultados de las otras dos superintendencias que supervisan la actividad económica y empresarial del país, quedando dentro de los primeros diez rankiados las Superintendencias Financiera y de Industria y Comercio.

Por otra parte, también clasificó en el top ten, el Banco de la República, tal vez el paradigma del buen gobierno dentro del Estado colombiano y la Creg; siendo el sector de comercio, industria y turismo el mejor clasificado dentro de todos los que componen el Gobierno Nacional.

No es una coincidencia que los entes gubernamentales cuya misión es la gestión, supervisión y regulación de la economía estén entre los más transparentes.

Afortunadamente, existe una larga tradición tecnocrática en el manejo de los temas económicos, que no solamente le ha permitido al país afrontar exitosamente las crisis cíclicas, sino que ha logrado cauterizar el manejo económico, con sus ramificaciones empresariales y financieras, de los vaivenes del orden público y las coyunturas políticas.

Actualmente, no ve uno a los parlamentarios intrigando el nombramiento del Delegado para Intermediarios Financieros de la Superfinanciera, el Delegado para la Protección de la Competencia de la SIC o el Delegado para Procedimientos de Insolvencia de la Supersociedades, tres funcionarios que tienen en sus manos la supervisión de áreas claves de la economía. O al gerente del Banco de la República recibiéndole hojas de vida a los directorios políticos para nombrar al secretario de la Junta. Ni tampoco a los miembros de la Junta tomando decisiones de política monetaria para darle gusto a unos contratistas o para caerle bien a la gente, sino porque son las que consideran adecuadas.

En fundamental que esto siga siendo así y los resultados del Índice de Transparencia así lo confirman.

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