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ANALISTAS

¿Política comercial vs Política industrial?

jueves, 13 de agosto de 2015
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Por alguna razón el debate colombiano sobre políticas públicas siempre acaba girando alrededor de temas burocráticos o jurídicos. ¿Política sobre niñez?: creemos el Ministerio de los Niños. ¿Abuso sexual?: Impongamos la pena de muerte a violadores. ¿Inseguridad ciudadana?: Más policías. 

Ahora al problema de la crisis industrial, que lleva casi una década, se le propone una solución muy típica: crear el Ministerio de Industria.

Antes se llamaba Ministerio de Desarrollo y en la accidentada fusión ministerial del primer gobierno Uribe acabó unido, como si fuera plastilina de diferentes colores, con el Ministerio de Comercio Exterior.

Quedamos con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, cuyo desmembramiento supuestamente resolverá por arte de magia los problemas industriales del país. ¡Que tiemblen en Corea del Sur!

Lo cierto es que hablar de política industrial y de política comercial como si fueran dos universos diferentes no solamente es contraproducente sino equivocado. Para producir se requiere de la importación de insumos, porque no todo se fabrica en el país y lo que se produce se debe vender, preferiblemente en el exterior, donde están los mercados.

Así mismo, lo que se importa se le debe vender a alguien en Colombia, ya que no todo lo importado se le vende a los consumidores finales sino a las cadenas de producción, que hacen transformación industrial.

Por esta razón cuando se habla de ‘política industrial’ uno se pregunta si el término en el fondo no es más que un eufemismo para pedir mas protección y subsidios, lo cual no tiene porque ser condenable per se. Lo importante, sin embargo, es que estos sean transparentes, políticamente legítimos y, sobre todo, que se sepa muy bien cuáles serán sus costos y consecuencias. En economía, como ya todos saben, no hay almuerzo gratis. 

Una forma de analizar la falsa dicotomía entre política industrial y comercial es revisar lo que fueron las peticiones de los industriales durante años.  Recordemos que en las asambleas de la Andi no faltaba la insistencia reiterada al gobierno para que firmara rápidamente tratados de libre comercio y obtuviera preferencias arancelarias. Primero el Atpdea, luego la profundización del Pacto Andino, posteriormente el TLC con Centroamérica y Chile, después el TLC con Europa y Estados Unidos. 

En otras palabras, los TLCs no fueron a espaldas de los industriales, ni contra los industriales, sino pedidos por los industriales, para los industriales. O más bien, podríamos decir que, por lo menos desde 1998, la política industrial del país han sido los TLCs, o sea la política comercial, y viceversa. 

¿Decisión equivocada? No realmente. La apuesta siempre fue tener acceso a nuevos mercados protegiendo el propio. Lamentablemente el proceso revaluacionista del peso, que se inició en 2004 por cuenta del superciclo de commodities, hizo efectivas las rebajas arancelarias pactadas en los TLCs, las cuales hubieran sido nominales de haberse mantenido devaluada la moneda como había sido tradición.

La excesiva revaluación fomentó todo tipo de importaciones sacudiendo severamente la base industrial, que no estaba preparada o simplemente no podía competir en esas circunstancias. Mejor dicho, Colombia vivió un caso de enfermedad holandesa de libro de texto.

El peso colombiano ha perdido cerca de la mitad de su valor frente al dólar en el último año.  Esto equivale a la imposición de una tarifa arancelaria de casi 50% para todas las importaciones.

La industria deberá ahora lamerse las heridas y salir a buscar los mercados perdidos, incluido el nacional. Los tiempos del dólar barato se debieron aprovechar para reconversión y para el fortalecimiento de las cadenas de suministro en el exterior.  Con una moneda competitiva y con los principales mercados del mundo abiertos se abrirán también nuevas oportunidades. Estamos ahora frente a una apertura económica pero al revés.

Lo otro será  seguir echándole la culpa al gobierno, que no hizo sino hacer lo que ellos mismos le pidieron durante años.
 

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