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Quisiera saber dónde están ahora los dioses de la globalización, que pregonaban un reino en el paraíso para quienes, sin reservas, entraran en el juego de la apertura y competencia de libre mercado. Parece que la formula no fue tan salomónica para la generación de empleos.
Nos sorprendió la frase del presidente estadounidense Barack Obama cuando en debate con su contrincante Republicano Mitt Romney dijo que en su segundo mandato trabajaría para incrementar el mercado interno y la producción local como estrategia para recuperar los trabajos que por ese libre mercado se fueron para China.
Obama dijo que atraerá las manufacturas que hicieron grande su país, con los productos que vendían en todos los mercados, aprovechando la globalización y los pactos de libre comercio, pero cuyo efecto provocó que países como China, se pusieran las pilas a producir y vender más barato inclusive en Estados Unidos.
Esas condiciones, tan atractivas, hicieron que muchos empresarios se ingeniaran la manera de producir en China, generando empleo en el gigante asiático, pero en detrimento del empleo local de cada país.
Estados Unidos y Colombia han sentido ese efecto. Cada vez es mayor el reporte de los problemas en producción industrial interna, mientras que los asiáticos invaden con sus mercancías casi todas las latitudes.
Los neoliberales que pregonaban la globalización económica se olvidaron del detalle de la situación que cada país internamente debía enfrentar y ahora los paganinis de esa condición son los millones de desempleados que día a día se reportan en los informes de economía.
Esa situación le ayudó a Obama en su debate por la campaña electoral de la reelección a deshacerse de su contrincante acusándolo de haber invertido y creado empresas y empleo en China, mientras se cerraban industrias en Estados Unidos, con la caída dramática del empleo que apenas ha logrado reducirse hasta el 7%, en esa potencia económica.
Obama le propinó un golpe certero a Romney, quien propuso aumentar en US$2 billones el presupuesto militar. Obama defendió el gasto en educación porque “el ejército tiene menos caballos y bayonetas” pero con la educación se puede defender un país y crear empleo.
Los empresarios en algunos países se han rendido ante la competencia y pasan de formar asociaciones de industriales para convertirse en asociaciones de importadores, porque con esa competencia es difícil mantenerse en el negocio global.
Por ejemplo en Colombia, la reciente Encuesta de Opinión Industrial Conjunta de la Andi reportó un tímido e insuficiente crecimiento de 2,5% en la producción nacional hasta agosto de 2012.
Sin embargo, es preocupante el comentario que sobre esa estadística hace Anif porque muestra otro tópico de discusión frente a las diferencias con los reportes del Dane, aunque al final se comprueba la dura realidad: la globalización nos golpea.
Según Anif hay diferencias en ambos reportes de la producción industrial por variables distintas, pero el punto grave es que para Anif esa diferencia se debería a que “producimos más productos, pero menos elaborados o sin gran valor agregado”.
Así la globalización más que servirnos nos afecta. Aunque para Obama el lio es distinto, desde nuestra óptica, el problema es similar, mucha competencia con pocas posibilidades, y eso que hoy no hablamos de competir con infraestructura ahí sí que estaríamos en la mala y sin remedio.
La pregunta es cómo Colombia ganaría más con producción local y generaría de empleo. La globalización parecía un aliado y se presentó como verdugo. Ahí va el lio para todos los países.