Mis candidatos

Empecemos con un cliché: en estas elecciones nos jugamos el futuro. La verdad, en todas las elecciones nos jugamos futuro, pero en ésta…bueno, también. 

Doce años de incompetencia cleptocrática en Bogotá han devastado a la ciudad. Ahora los promotores de esta hecatombe quieren perpetuarla a través de la doctora Clara López, quien cuenta con todo la maquinaria burocrática y contractual de una casta descaradamente empeñada aferrarse al poder.

No podemos equivocarnos. Otros cuatro años de caos y confrontación en cabeza de Clara consolidarán la venezuelanización de la capital. Por esta razón, es imperativo votar por un cambio. Actualmente, Enrique Peñalosa, experto urbanista y administrador probado, encabeza las encuestas, a pesar de la virulenta campaña sucia adelantada en su contra. 

También, hay una alternativa en el doctor Rafael Pardo, uno de los funcionarios públicos más probos y eficientes del país, o el mismo Pacho, quien ha planteado ideas interesantes para solucionar el colapso de la ciudad. 

Sin embargo, así acertemos en la escogencia el próximo domingo no podemos olvidarnos que el nuevo alcalde gobernará en equipo. Debemos tener un Concejo que lo acompañe. En el pasado el Concejo ha sido una fuente de extorsión y corrupción. Recordemos que la mafia morenista contaba con eficientes cómplices en el cabildo capitalino.

Para asegurar la renovación están las postulaciones de Lucía Bastidas, elegida la mejor cabildante de la ciudad, Juan Carlos Flórez, quien simbólicamente ha decidido hacer una campaña sin plata, Rodrigo Lozano, sangre nueva y dinámica, Roberto Hinestrosa, quien ha emprendido una valiente batalla jurídica en contra de las arbitrariedades del alcalde y el mismo Horacio José Serpa, quien respalda la construcción de la ALO.

En Cali, la opción es, sin duda, Maurice Armitage. El empresario se ha ganado el corazón de los caleños en una campaña relámpago donde empezó siendo prácticamente un desconocido. Es amigo de la paz, a pesar de ser víctima de la violencia, y no ve al erario público como un botín de guerra. No es claro que el “Chontico” Herrera, el zar del chance caleño, tenga la misma idea. En cuanto a Angelino, resulta evidente que debería estar descansando y no haciendo campaña. 

Por otra parte, Dilian Francisca deberá explicarnos que fue lo que paso en el HUV, su fortín político durante años, ahora que parece que será gobernadora. 

La fortuna de Medellín es que tiene varios candidatos que podrían ser buenos alcaldes. Las encuestas dan como favorito a Juan Carlos Vélez, excelente parlamentario y hombre honesto. Seguramente será el ganador. Ojalá no se deje enmarañar en la pugna Uribe-Santos sino que se concentre en seguir adelante con los planes urbanos de la ciudad. Lástima por Alonso Salazar, quien no brillo en la campaña. Federico Gutiérrez, por su parte, sigue en el partidor como uno de los líderes políticos más interesantes de Antioquia. 

En la gobernación el fijo parece ser Luis Pérez, personaje controvertido pero, la verdad, buen alcalde de Medellín. Esta palomita le debería servir para reivindicar su imagen sino quiere seguirle los pasos al doctor Álvaro Cruz.

Barranquilla es caso aparte. Alex va a ganar merecidamente y con él, la ciudad seguirá adelante. “Mueve, Barranquilla, mueve” ha sido el eslogan de la extraordinaria Elsa Noguera. Esta continuidad queda asegurada, así como también la de la gobernación en cabeza del experimentado Eduardo Verano.

Finalmente, da pesar lo que pasa en Cartagena y en Bucaramanga. Los candidatos son personas oscuras e irrelevantes, provenientes de las canteras del manzanillismo local. Ambas son ciudades muy importantes como para tener alcaldes con perfil de edil de Barrios Unidos. 

La historia reciente demuestra que las personas son determinantes para sacar adelante una ciudad. Una mala decisión puede destruirla, como ocurrió en Bogotá, o puede dispararla, como pasó en Barranquilla. Hay que elegir con cuidado. Hagámoslo. Tenemos con qué.