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ANALISTAS

Elecciones regionales y sector agropecuario

miércoles, 21 de octubre de 2015
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Las próximas elecciones regionales obligan a que los candidatos conozcan de primera mano los problemas más sentidos de las poblaciones a dirigir. Debido al carácter rural de la mayor parte del país, las políticas concernientes al sector agropecuario son altamente sensibles en los programas de Gobierno: aunque cerca de la cuarta parte de la población nacional es rural, más de la mitad de los departamentos del país cuenta con un tercio o más de la población viviendo en zonas rurales y 60% de la población rural labora en el sector agropecuario. 

Más allá del populismo, que se basa en ejecuciones inmediatas de poco impacto, queremos plantear a los futuros gobernantes la importancia de construir bienes públicos duraderos y específicos al sector agropecuario desde el ámbito de la vereda, la inspección, el municipio y la región, en contraste con un acercamiento asistencialista y centralizado. Aunque es inevitable considerar el mejoramiento y construcción de vías terciarias y secundarias, como parte esencial del acervo de los bienes, tangibles e intangibles, son igualmente importantes para construir un sector agropecuario sostenible y competitivo.

En lo que concierne a los bienes tangibles, no siempre la infraestructura regional benefició principalmente al sector agropecuario; en la última década, las inversiones regionales privilegiaron al sector minero, alentadas por las regalías. Una elevada devaluación y el fenómeno del Niño han desnudado el déficit de infraestructura de riego, de centros de acopio de alimentos así como de bienes de capital que faciliten la sustitución de alimentos importados. De acuerdo con el Dane, la participación de inversión en bienes de capital del sector agropecuario pasó del 3,1% en el 2005 al 1,3% en el 2013, con un evidente déficit. 

Las administraciones locales deberán involucrar en sus programas de Gobierno todos los aspectos de capitalización que han sido descuidados, como la infraestructura de riego, mecanización, centros de acopio y redes de distribución comercial de alimentos e insumos conectadas con la oferta local.

Los bienes públicos intangibles son indispensables para que los tangibles sean eficazmente operados y surjan innovaciones: años atrás una parte considerable de la infraestructura ejecutada con programas como el DRI y luego con las regalías, se convirtió en elefantes blancos. Una administración público-privada estable, eficiente y altamente calificada significaría un giro frente a políticas asistencialistas; esta eficacia administrativa debe involucrara la colectividad en el uso y conservación de bienes comunes, como las fuentes de agua, el medio ambiente y zonas de reserva natural. La asistencia técnica con amplia cobertura es otra necesidad, ligada al desarrollo tecnológico e informático, que debe ser coherente con una mayor capitalización. Por supuesto que todos estos aspectos se vinculan con mayores niveles de educación y asociatividad, de las que son carentes la mayor parte de la población rural.

El ranking departamental de competitividad permite ver que los departamentos con mayor peso de la ganadería de leche hacen parte de los más competitivos, en contraste con la ganadería de carne, los cuales, en su mayoría tienen competitividad baja o media baja. Obliga a concebir y mejorar la dotación de bienes públicos en los departamentos con ganadería de carne con ampliación de la infraestructura de riego, de procesamiento, vías adecuadas y asociaciones de productores.
 

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