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ANALISTAS

Candidatos: háblennos de tecnología, ciencia y producción

sábado, 17 de mayo de 2014
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Uno de los grandes problemas de vivir en un país con un conflicto armado, es que los temas que en el mundo son de primer orden acá se vuelven temas secundarios o terciarios. La preservación de nuestros ecosistemas, el acceso y la calidad de la educación, el control de la natalidad y la inversión en ciencia y tecnología, son temas que hemos dejado relegados en la agenda nacional, pero que no dan espera, ya que sus efectos son a largo plazo; así que lo que dejemos de hacer hoy en estas áreas, en una economía globalizada el futuro cercano nos lo cobrará. 

Recordemos que Alemania y Japón padecieron no hace mucho los efectos catastróficos de la segunda guerra mundial, tanto su infraestructura como la autoestima de la población quedaron en el piso, pero hoy en día, ambos son potencia mundial. No olvidemos que hace sesenta años nosotros enviamos tropas y ayuda humanitaria a Corea del Sur, un país que era más pobre que Colombia, y, ¿qué ha pasado en el transcurso del tiempo para que estos países que padecieron los efectos atroces de la guerra hoy tengan economías altamente competitivas y sean potencias mundiales?

Además de estabilidad política, estos tres países han hecho una apuesta a largo plazo para desarrollar su aparato científico tecnológico. En el caso de Alemania, a pesar de la crisis económica en Europa, sus trabajadores están entre de los mejores remunerados en el mundo y la tasa de desempleo para 2013 fue de apenas 5,1%; esto es debido a su estrategia en investigación y desarrollo que le permite canalizar sus logros científicos en productos de alta complejidad tecnológica, difíciles de abaratar en otros países con salarios bajos. Otro ejemplo es la industria textil germana, la cual como en muchas partes emigró hacía el continente asiático dada la gran oferta de mano de obra barata. Sin embargo, conserva una posición dominante en cuanto a la producción de máquinas de tejer requeridas a borbotones en países como China o India.  

Impulsar los aparatos científicos tecnológicos es una necesidad de primer orden en un mundo globalizado y sobre todo para países como Colombia que tiene firmados tratados de libre comercio con EE.UU. y la Comunidad Económica Europea (CEE). Sin excepción, los que llamamos países del primer mundo poseen una alta inversión de su producto interno bruto en ciencia y tecnología, ya que hay una altísima correlación entre ser un país desarrollado y tener un aparato científico tecnológico moderno capaz de rentabilizar las ideas. Hace veinte años la Misión Ciencia, Educación y Desarrollo, de la cual hizo parte nuestro fallecido Nobel, propuso aumentar el presupuesto para estas lidies a un 1% del PIB y de ahí seguir aumentando paulatinamente. Nada de eso ha ocurrido.  

Señores candidatos a la presidencia, necesitamos que nos digan qué van a proponer para impulsar la ciencia, la tecnología y la producción en nuestro país; como bien dijo Carl Sagan en su libro El mundo y sus demonios, “a pesar de las abundantes oportunidades de mal uso, la ciencia puede ser el camino dorado para que las naciones en vías de desarrollo salgan de la pobreza y el atraso. Hace funcionar las economías nacionales y la civilización global.” 

Además, uno de los legados más importantes de impulsar la ciencia en las sociedades, es que permite la formación de un capital humano con rigor intelectual, que razonan a escala mundial y se oponen a gobiernos corruptos y déspotas. Quizá por eso en la Rusia comunista, el grueso de los disidentes eran los científicos.

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