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ANALISTAS

Brasil y la Alianza del Pacífico

jueves, 31 de julio de 2014
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Ahora que la integración económica regional intenta ser reactivada por parte de los miembros del Mercosur, Brasil procura sacudirse a sí mismo y lograr algún dinamismo en dicha materia. A pesar del retraso en la reunión del citado mercado común, que se había postergado ya en tres oportunidades, y que había mantenido a Paraguay en una posición de “stand by”, esta vez sí se dio el encuentro, facilitando a cientos de observadores poner sobre la mesa el evidente rezago del bloque.

El análisis de lo que sucede en Mercosur, en contraposición con otros procesos tales como la Alianza del Pacífico, obliga a que se tomen posiciones críticas con la propuesta y se sugieran posibles vías de acción para sus Estados parte.

Así mismo, inevitablemente se retorna a lecturas como la realizada por Michael Reid, cuando planteó la disyuntiva sobre la diversidad latinoamericana. En su obra The Forgotten Continent (2007) llevó al lector a pensar en diversas Latinoaméricas. Todavía hoy pareciera haber varias de ellas: por una parte un Mercosur de pocos avances, con mínimas proyecciones de crecimiento y con alguno de sus miembros cercano al “default”; de otro lado, una Alianza del Pacífico avanzando y que ahora sí llama la atención del gobierno brasileño.

Es precisamente la Alianza del Pacífico la que determina las velocidades de la integración en la región. Ante las especulaciones de que Chile se apartaría con la llegada de la presidenta Bachelet, la respuesta de su gobierno se aclaró; permanencia y compromiso es la consigna. Hoy Brasil se pronuncia también, demandando atención por parte de los miembros de la Alianza. A todas estas, puede ser que se hable de varias Latinoaméricas, pero sólo hay un procedimiento diáfano y correctamente estructurado para discutir temas de comercio e integración. Se trata, sin vacilación, de la Alianza del Pacífico.

Pero, ¿cuál es, entonces, el escenario para Brasil? ¿Qué viene ocurriendo que ahora, al gigante del Atlántico suramericano, se le ve haciendo referencia a su falta de nexos con el Pacífico? Primeramente, visualizar a la Alianza como una absoluta realidad –ahora presidida por México- y no como distante proyecto de integración hace que el rumbo de los intereses cambie. El ahora evidente letargo de Mercosur ha hecho que Brasil busque salidas a su lenta actividad económica de los últimos años.

Cuando se estudia cuidadosamente al mercado común del sur, resulta fácil descubrir que es mucha la retórica y poca la ejecución interna de dicho esquema. Dos de sus miembros –Venezuela y Argentina- están en situación crítica. Podría señalarse, incluso, que de no darse otro empuje como el sugerido en 2003 por Lula y Kirchner (a partir del Consenso de Buenos Aires), el proceso terminará diluyéndose en medio de su propia trama de intereses e incumplimientos.

En segundo lugar, y a pesar de las críticas que persistan sobre ella, Brasil tiene en la Alianza la posibilidad de acelerar el acuerdo preestablecido para que la desgravación con tres de sus miembros (no se incluye a México) se dé antes de 2019, como se pactó en los ACE negociados. Es casi una obligación para Brasil dejar de lado su indeseable posición frente a la misma y, antes que apartarse, buscar un acercamiento con sus miembros.

Por último, posterior a algún acuerdo para acelerar la desgravación con Colombia, Chile y Perú, le corresponderá a Brasil un diálogo vis-à-vis con México. Ese “encuentro de colosos” latinoamericanos tendrá que darse, más temprano que tarde, si es que el país suramericano aspira estabilizar su posición frente a la Alianza del Pacífico.

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