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Comprar un helicóptero militar y convertirlo en una residencia de lujo. Parece ciencia ficción pero es, justamente, lo que hicieron Martyn Steedman y su mujer Louise.
El glamping se ha convertido en una opción más que factible para disfrutar de las vacaciones. ¿No saben lo que es? Pues una simple vuelta de tuerca al vulgar camping para dotarlo de lujos, experiencias inolvidables y entornos nunca vistos. Transformar el hecho de pasar una noche al aire libre, en una caravana o tienda de campaña, en algo digno de contar a nuestros nietos. ¿Conocen a alguien que haya dormido dentro de un helicóptero? Pues ahora, gracias al glamping, se ha convertido en una posibilidad.
El matrimonio escocés formado por Martyn Steedman y su mujer Louise se enamoraron de un auténtico Sea King perteneciente a la Marina Real cuando lo vieron en una subasta. Reunieron el dinero -casi 8.000 euros- y lo compraron. ¿Para qué? Pues para instalarlo en su granja y convertirlo en un espacio habitable. Un mes después, con el gigantesco helicóptero anclado cerca de su casa, comenzaron la costosa rehabilitación, valorada en 44.000 euros (US$51.800).
Durante los meses de verano, se dedicaron a devolverle su antiguo esplendor, instalándole nuevos rotores y cambiando las hélices por unas que compraron en eBay. Pintaron el aparato con el clásico color gris y repararon todo la iluminación, para que, por la noche, pareciese que fuese a despegar de un momento a otro.
Lo que anteriormente era la cabina del helicóptero, se transformó en una residencia de vacaciones, con capacidad para una familia de cinco miembros -dos adultos y tres niños-, con una cama doble, otra triple y una individual en la cola. El matrimonio Steedman se encargó de aislar correctamente el helicóptero e instalar paneles de madera, para que el espacio almacenase calor durante los meses de invierno y fuese más fresco para verano.
La cabina guarda, prácticamente, su aspecto original. “Hemos conservado el panel de control, los interruptores del techo y los pedales”, explicó Steedman.
Pasar la noche en este Sea King cuesta 160 euros (US$188) por pareja de adultos y 10 euros (US$12) por niños. No admiten animales, ni grupos. Ah, y hay que llevarse sus propias toallas.
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