Un adiós a un gran intelectual y escritor, el sacerdote jesuita Alfonso Llano Escobar

A los 95 años de edad falleció el sacerdote jesuita Alfonso Llano Escobar, quien además era un reconocido escritor, columnista y filósofo antioqueño. Llano pasó sus últimos años haciéndole frente a su delicado estado de salud, que en los últimos meses empeoró, sin embargo, en una de sus últimas columnas, señaló que había vivido una vida plena, citando a Neruda dijo “¡Confieso que he vivido!”.

“Era un erudito, intelectual y un excelente hombre consagrado a Dios. Y humanamente siempre fue muy querido. Lo queremos mucho los jesuitas”, expresó el padre Carlos Eduardo Correa, provincial de la Compañía de Jesús, en conversación con El Tiempo, casa editorial donde Llano escribió su más icónica columna: ‘Un alto en el camino’ desde el 22 de mayo de 1981 y que gustaba a creyentes y no creyentes.

Sobre la vida de Llano reposan un sinfín de logros académicos, intelectuales y más de 30 libros sobre discernimientos sobre la fe y los problemas más trascendentales de la humanidad.

Llano Escobar era licenciado en Filosofía y Teología de la Pontificia Universidad Javeriana; doctor en Filosofía, con énfasis en Ética de la Universidad Gregoriana de Roma y doctor en Teología con énfasis en Moral del Instituto Alfonsiano de Moral de la Universidad Lateranense.

Su camino dentro de la fe no fue sencillo, su amor por la escritura y la libertad de pensamiento lo llevaron a librar algunas disputas dentro de su comunidad. Temas como la virginidad de María o el uso de anticonceptivos relatados en su columna fueron motivo de discordia y, para ese entonces el padre Adolfo Nicolás, superior general de la Compañía de Jesús , ordenó que diera por finalizada su vocación de escritor, como lo decía en una misiva enviada a la casa que recibió sus letras por varios años “El padre Adolfo Nicolás, superior general de la Compañía de Jesús, le ha dado orden al padre Alfonso Llano de dar por terminada su vocación apostólica de escritor, lo priva de su libertad de palabra y le exige que no se despida y que guarde absoluto silencio”, declaró en su momento, sin embargo, calló su pluma.

En una de sus últimas columnas, el padre Llano habló del inminente final que ya avizoraba para su longeva vida “ya diviso tierra firme (cielo). Falta el último trayecto. El más delicado, sin duda alguna, el más difícil y el más expuesto a tentaciones de toda clase. Quiero llegar a la meta. Por eso le pido diariamente al Señor que me dé la gracia de arribar a buen puerto. Un naufragio aquí sería fatal” allí dio cuenta de su conciencia sobre el llamado de Dios, como el mismo lo describió.

Toda la comunidad académica, religiosa e intelectual le dan un adiós a su pluma.