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El debate se centra en cómo construir una gobernanza que permita al país decidir soberanamente el rumbo tecnológico. Regular no significa limitar, sino dotar a Colombia de capacidades
La inteligencia artificial ya no es un tema del futuro: está transformando hoy los sectores productivos, públicos y científicos del país. El 60,8 % de las empresas colombianas la ha incorporado para mejorar su productividad, y el 82 % de las grandes compañías proyecta aumentar su inversión en ella. En el sector público, se han identificado más de 250 sistemas automatizados de decisión —varios con capacidades de IA— en ámbitos tan sensibles como justicia, salud, seguridad y protección social.
Pero esta aceleración plantea un desafío estratégico: ¿podemos seguir ampliando el uso de la inteligencia artificial sin preguntarnos quién la gobierna, bajo qué principios y con qué capacidades públicas? No basta con adoptar tecnología; lo verdaderamente transformador es orientarla hacia los grandes desafíos nacionales.
Con esa convicción, radicamos en el Congreso, con mensaje de urgencia, el Proyecto de Ley 43 de 2025 Senado, “Por medio del cual se regula la Inteligencia Artificial en Colombia para garantizar su desarrollo ético, responsable, competitivo e innovador, y se dictan otras disposiciones”. Esta iniciativa articula más de 13 proyectos ya en curso en el legislativo y ha generado un consenso nacional amplio entre bancadas de diferentes partidos, la academia, los gremios empresariales y la sociedad civil.
Bajo el liderazgo del Gobierno del Cambio, Colombia ya ha alcanzado un nivel “diferenciador” en preparación para la inteligencia artificial, con avances notables en gobernanza de datos y visión del sector público. Desde el inicio de nuestra gestión hemos priorizado cerrar las brechas que limitan la adopción de la IA. Según la evaluación AILA del PNUD, el país cuenta con condiciones favorables para convertirse en líder regional, siempre que continuemos cerrando brechas en infraestructura avanzada y formación de talento. Esta es una apuesta oportuna y estratégica que consolida el rol del Estado como articulador del ecosistema de IA y como garante de que esta tecnología beneficie a toda la sociedad.
No se trata de imponer una visión única, sino de construir colectivamente las bases de una gobernanza robusta que dé confianza a todos los sectores.
El proyecto clasifica los sistemas de IA en cuatro niveles de riesgo y establece medidas diferenciadas de supervisión, trazabilidad y transparencia. Incorpora estándares internacionales de la OCDE, la UNESCO y la Unión Europea, adaptados a la realidad colombiana. Y abre espacio a la innovación mediante sandbox regulatorios: entornos seguros para experimentar con nuevas tecnologías sin sacrificar ética ni seguridad.
Lo más valioso de esta ley no está solo en la regulación, sino en el modelo de gobernanza que propone. Colombia contará con una Autoridad Nacional de IA, liderada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación que articulará un Comité Intersectorial con participación del Estado, la academia, el sector productivo y la sociedad civil. También se creará un Consejo Nacional de Expertos que asesorará decisiones de alto impacto. Así, el desarrollo tecnológico se orientará hacia objetivos colectivos como la democratización del acceso a la IA, la transición energética, la gestión climática y la descarbonización de la economía.
En términos prácticos, esto significa que decisiones clave —cómo se usan los algoritmos en salud, cómo se entrena el talento o cómo se protege la propiedad intelectual— se tomarán bajo criterios de interés público, evidencia científica y responsabilidad institucional. El Estado asume un rol activo en la construcción de capacidades, la articulación de políticas y la promoción de una innovación ética y con propósito.
El debate sobre la regulación de la IA, se centra en cómo construir una gobernanza que permita al país decidir soberanamente el rumbo tecnológico. Regular no significa limitar, sino dotar a Colombia de capacidades para competir, proteger sus datos, formar su talento y garantizar un acceso más equitativo a la tecnología.
La inteligencia artificial es, al mismo tiempo, una oportunidad y una responsabilidad. El verdadero liderazgo consiste en construir una IA que fortalezca cadenas de valor, impulse sectores estratégicos como salud, agroindustria, logística y energía, y ofrezca soluciones a los retos reales del país.
Radicar esta ley con mensaje de urgencia y con un consenso tan amplio es una señal clara: Colombia no llega tarde a la discusión global. Estamos asumiendo el liderazgo que exige el tiempo presente: construir una inteligencia artificial que potencie al sector productivo, respete los derechos y expanda las capacidades del país entero.
Este proyecto no es solo una apuesta tecnológica; es una apuesta política y de país.
Con él, reafirmamos que el Gobierno del Cambio gobierna para democratizar el conocimiento, cerrar brechas y garantizar que la innovación esté al servicio de la gente. La inteligencia artificial en Colombia no será privilegio de unos pocos, sino una herramienta colectiva para transformar la vida de millones de ciudadanos.