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INTERNET ECONOMY

El carpooling llegó para quedarse

viernes, 27 de noviembre de 2015
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Camilo Sarasti

El carpooling optimiza el uso del carro particular como activo, el cual, en la mayoría de los casos está siendo subutilizado al presentar tasas de ocupación muy bajas. Por ejemplo, hoy por hoy es normal ver colapsadas ciudades como Bogotá y las principales vías del país, debido al tráfico generado por un número creciente de carros, que en muchos casos ocupan solo uno o dos pasajeros. Esta ineficiencia de transporte impulsó la creación de plataformas tecnológicas que con modelos innovadores de negocio, ayudan a descongestionar nuestras carreteras y dan otra alternativa de transporte. 

No obstante, es necesario aclarar el verdadero concepto de carpooling, pues tanto en Colombia como en el mundo se asocia con ciertos tipos de servicio público como Uber con carpooling, siendo una apreciación incorrecta. Hacer carpooling implica que el conductor ya tiene planeada una ruta y su idea es compartir los asientos disponibles que tiene su automóvil, a cambio de una contribución por parte de sus pasajeros para costos de gasolina, peajes y/o parqueaderos. Si lo vemos por el otro lado, un conductor de Uber no tiene planificado hacer una ruta y está esperando a recibir un pedido para generar dinero en contraprestación por el servicio de transporte. 

Las plataformas de carpooling conectan a pasajeros y conductores que coinciden en un mismo destino para que puedan compartir los costos del viaje. La idea puede sonar un poco altruista, especialmente en América Latina donde existe una desconfianza generalizada. En últimas, estas herramientas terminan sirviendo como redes sociales cuyo valor agregado radica en el conocimiento previo y detallado de los perfiles y/o personas con las que va a viajar, suministrando información relevante para tomar una decisión acertada. 

Validar el correo institucional de una universidad o empresa, las valoraciones de otros usuarios, el perfil de redes sociales como Facebook y Linkedin, -entre otros- , son básicos a la hora de viajar seguro.

En Europa los gobiernos han entendido la diferencia entre un servicio de transporte como Uber y el carpooling, incentivando su uso de varias maneras y permitiendo el cobro por la intermediación (10%) del costo total de un viaje compartido. Con una tarjeta de crédito, el pasajero paga su viaje en la plataforma, le descuenta una comisión, transfiriendo el valor restante al conductor del vehículo. Para que el carpooling sea exitoso se necesita masa crítica, que las personas consideren este tipo de iniciativas dentro de las opciones de transporte que ofrece las empresas privadas y que las organizaciones respeten la decisión individual de los usuarios. 

Viajar en bus implica costos asociados como ir en taxi u otro bus desde y hacia la terminal, acercarse allí en temporada alta para conseguir tiquetes, y por último, estar sujeto a disponibilidad e itinerario del bus; servicio que muchas veces es impersonal. Por el mismo costo, -y en la mayoría de casos por menos-, hacer carpooling permite que tanto conductores como pasajeros ahorren dinero, viajen más cómodos, conozcan nuevas personas y contribuyan a reducir el tráfico y emisiones de CO2. Por su comodidad y flexibilidad, el carpooling llegó para quedarse.

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