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Desde 1950, en la capital del país se habla de la construcción de un metro que movilice a sus habitantes. 60 años después, este solo estará listo en 2021. Para ese entonces, Bogotá llevará un retraso de más de un siglo frente a los países de la Región.
El alcalde Gustavo Petro hizo un llamado a los bogotanos a que se colmen de paciencia ante el caos en la movilidad que se presentó esta semana y dio como solución el metro para la ciudad. Sin embargo, este es un proyecto que está en etapa de estudios iniciales y sus alcances se verán en el mediano plazo.
Capitales como Santiago de Chile, Lima, Caracas, Quito, Ciudad de Panamá, México D.F., Buenos Aires, ya cuentan con un metro pesado. Solo tres ciudades con más de siete millones de habitantes en el mundo, entre las que está Bogotá, no tienen.
Las soluciones inmediatas y a corto plazo funcionarán, pero no por los siguientes ocho años, mientras se entrega el proyecto. Transmilenio (TM) no tiene infraestructura ni buses para abastecer a la demanda de pasajeros que diariamente es de 2.100.000, el Sistema Integrado de Transporte Público (Sitp) va en ejecución de 52% y se espera que para abril llegue a 70%, para estar 100% en el segundo semestre de 2014. Los dos medios de transporte masivo de Bogotá están cojos.
La fecha de entrega del metro podría demorarse si llega a haber algún percance en los cronogramas de estudios de diseño, ingeniería, licitación y construcción. La obra, como lo indica Ricardo Salas, asesor del proyecto para el componente económico del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), no está exenta de riesgos pero dice que “hoy estamos avanzando a un nivel al que nunca habíamos llegado”.
En Santiago, la primera línea del metro se entregó en 1975, hoy cuenta con cinco líneas y transporta a 2.300.000 pasajeros día. En Lima, luego de retrasos por 20 años, se entregó en 2011 la primera línea y ya se piensa en una segunda que irá a 10 metros o 25 metros de profundidad, algo muy similar a lo que arrojaron estudios para el de Bogotá. El metro de Caracas fue inaugurado en 1983, tiene una longitud de 67 kilómetros, cuenta con cuatro líneas y moviliza a 250.000 pasajeros diarios. México D.F. entregó su primer tren en 1969, bajo la construcción de la empresa francesa Alstom, que hoy está realizando estudios de factibilidad para un tren ligero por la Carrera Séptima.
Bogotá, ya cumplió un siglo de atraso frente a Buenos Aires. La capital de Argentina inauguró su primera línea en 1913. Hoy el Subte está compuesto por seis líneas y moviliza a 1.500.000 pasajeros por día. Los atrasos se deben, según Juan Fernando Petersson, investigador en movilidad, a que “la ciudad a pesar de que se ha gastado más de $100.000 millones en estudios, siempre la idea se ha empantanado con politiquería”.
La capital de Ecuador le lleva también ventajas a Bogotá. Quito tiene una población de más de 2.000.000 de habitantes y en diciembre de 2013 el presidente Rafael Correa firmó la promesa de construcción de la primera línea. El metro tiene algunas similitudes con el que se prepara en Bogotá, unas son la integración del sur con el norte y tendrá 22 kilómetros de recorrido. Se estima que movilizará a 400.000 personas por día. Panamá inició la construcción de la primera línea en 2011, el proyecto contará con un recorrido de 13 kilómetros y su inauguración se dio a finales de 2013 cuando el presidente Ricardo Martinelli hizo el recorrido. En Santo Domingo, la construcción de la primera línea comenzó en 2005 y en 2013 se inauguró la segunda línea. Metro de Santo Domingo transporta a 175.000 usuarios. Bogotá, Montevideo y Asunción son las capitales de la región que no tienen metro. En Asunción está la iniciativa de la construcción de un tren ligero.
Avances en primera línea
Los estudios del consorcio L1 encargado de revisar los terrenos por donde irá la primera línea, llevan dos tercios de las perforaciones. La entrega del análisis se dará a finales de este año para comenzar con una licitación en 2016. Según Salas, los cronogramas no se han corrido y están al día. “Al 31 de enero íbamos en un avance de 51% y así va de acuerdo con lo programado”. Aquí se revisa el perfil del suelo que determina cómo será el diseño de los túneles y la forma de construcción.
El IDU es el encargado de velar y supervisar que el consorcio cumpla con los términos. Para este año el Instituto contempló $50.000 millones de su presupuesto para el proyecto, la mayoría de esos recursos se destinarán a la compra de predios, pues desde este año comienzan las negociaciones con los dueños de casas y lotes por donde estará trazada la primera línea.
Para Bogotá, se tiene pensado que la primera línea movilice 45.000 ciudadanos por hora sentido y que para 2050, 80.000 personas hora sentido. Petersson explica que la demanda inicial es la equivalente hoy en día a los usuarios de TM por la Avenida Caracas en horas pico. “La demanda se establece con estudios técnicos de número de viajes, un metro con menos demanda que la que se estima no justificaría la construcción”. Sin embargo, será necesario que se encuentren soluciones efectivas al caos que hoy se presenta.
Oportunidades de acuerdos comerciales
Si se mira más allá del retraso del metro de Bogotá, la infraestructura férrea y vial de Colombia es precaria. Una oportunidad para avanzar en ellas es la firma de acuerdos comerciales con países interesados en obras públicas. Javier Gamboa, jefe negociador del Acuerdo de Asociación Económica con Japón, asegura que el tema se está tratando en la negociación y que de firmarse este acuerdo, la tecnología japonesa tendría mucho que aportar para la infraestructura colombiana.
La opinión
Ricardo Salas
Asesor del idu para el componente económico
“Estamos avanzando a unnivel al que nunca habíamos llegado. Hoy ya tenemos estudios geotécnicos y los cronogramas se están cumpliendo para el proyecto”.