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Los problemas de la vía Bogotá-Patios

viernes, 27 de octubre de 2017

Mima Peña Fajardo

Dada la alta peligrosidad que está causando la coexistencia incontrolada de carros, buses, motos y bicicletas por la carretera Bogotá- Patios, es necesario que las autoridades tomen acciones al respecto. La omisión administrativa en este tema está causando muertes, accidentes, demoras injustificadas que afectan la calidad de vida de los ciudadanos y hasta conflictos sociales como el que está surgiendo entre ciclistas y conductores de carros y buses.

Al peligro que presenta la estrecha y curvada vía a La Calera en la que diariamente carros y bicicletas compiten por un único carril, se le adiciona el tema de la informalidad en la que todo es permitido: ventas ambulantes, paradores turísticos en la orilla de la carretera, cruce de peatones y caballos a cualquier altura, estacionamiento de carros y buses sobre la vía, etc.

Es importante aclarar que la congestión de ciclistas por esta vía no se debe a ciclistas que usan su bicicleta como medio para transportarse sino a deportistas que se reúnen en la calle 85 con séptima con el único propósito de subir a Patios y volver a Bogotá como una práctica o entrenamiento deportivo.

Por cierto, la velocidad de la bajada, es otro tema regido por la informalidad, por lo que ésta depende únicamente de la audacia del ciclista.

Por esta razón muchos Bogotanos están de acuerdo en que esta vía vuelva a ser usada estrictamente para lo qué están concebidas las carreteras, es decir para el tráfico de vehículos automotores. Defensores de esta solución, se preguntan con razón: ¿Qué pasaría si quienes practican el automovilismo quisieran también usar esta carretera para practicar su deporte? o ¿si los caballistas de la zona decidieran hacer cabalgatas por esta vía? o ¿si quienes alquilan cuatrimotos decidieran salir a pasear por esta carretera? E insisten:

No es justo que la vida de miles de personas que tienen que usar esta vía como único modo para llegar a sus colegios o trabajos o a sus casas, sea afectada diariamente por un grupo de personas que desean salir a pasear en bicicleta.

Sin embargo, este enfoque implica desconocer a los miles de bogotanos que han hecho de esta ruta parte de su vida y de su bienestar dada la cercanía a la ciudad y al reto deportivo que implica.

Por eso, algunos ciclistas han propuesto mas bien, que los vehículos automotores se mantengan a una distancia de metro y medio de las bicicletas.

Sin embargo, dada la estrechez y falta de demarcación de esta carretera, de llegar un bus a separarse en metro y medio de la bicicleta que tiene delante, corre el riesgo de estrellar al carro o al ciclista que viene bajando por el carril de bajada.

Otros ciclistas para protegerse de la proximidad de los carros, han resuelto andar con un carro acompañante lo cual empeora la situación ya que bloquea el paso de todo el tráfico.

Una opción más factible es establecer un horario especial que permita a los ciclistas el uso de esta vía para practicar su deporte en paz, vencido el cual, se deberá dar paso al tráfico vehicular.

Bogotá también cuenta con terrenos que puede abrir a la gran demanda de ciclistas como los que tiene el acueducto en Usaquén u otros aledaños a La Calera, los cuales son de fácil acceso, presentan una pendiente similar a la de La Calera y ofrecen un entorno mucho más sano para los ciclistas.

Lo cierto es que en las condiciones actuales TODAS las personas que transitan por esta vía están corriendo un riesgo gravísimo. La situación actual no es sostenible. No esperemos a que suceda otro accidente para atender este grave problema.

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