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¿Qué debe temer la banca española en los test de estrés del BCE?

miércoles, 18 de junio de 2014
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Las declaraciones optimistas se han multiplicado en los últimos días y hay prácticamente unanimidad en la idea de que, en el hipotético caso de que haya alguna sorpresa negativa, sólo afectará a entidades pequeñas y los eventuales remedios necesarios serán asumibles en los plazos previstos.

"Estoy confiado en que los bancos están preparados para este ejercicio", afirmaba recientemente Luis María Linde, en un acto en el que presentaba a la vicepresidenta del Consejo de Supervisión y del Mecanismo Único de Supervisión, Sabine Lautenschlager. Un concepto que el propio ministro de Economía, Luis de Guindos, ha repetido en más de una ocasión en las últimas semanas.

La misma conclusión ha defendido el nuevo presidente de la patronal bancaria AEB, José María Roldán, en su primera comparecencia pública: "Aunque el escenario adverso contemplado en el ejercicio de esfuerzo es de una dureza considerable, máxime teniendo en cuenta la negativa evolución de la economía española en los últimos años, es también cierto que nuestros bancos, que han vencido las dificultades de los últimos años, limpiando sus balances y contribuyendo a sanear las partes dañadas del sistema, podrán superar con éxito este ejercicio", afirmó Roldán.

Duro proceso de revisión
Uno de los argumentos para el optimismo es que el sector financiero español ya pasó en los últimos años por un duro proceso de revisión de activos y stress test, que obligó a recapitalizar varias entidades con un préstamo europeo de US$57.000 millones. "Los bancos españoles la limpieza de balance la comenzaron tiempo atrás, lo que les ha permitido cerrar 2013 con unos niveles de capital razonables bajo la nueva normativa", razona Nuria Álvarez, analista de Renta 4.

Una opinión similar expresa Venancio Salcines, presidente de la Escuela de Finanzas y analista económico gallego: "La banca española lleva bastante tiempo haciendo dos cosas, por un lado mejorando la calidad de sus activos crediticios, especialmente por un proceso de sustitución de deuda empresarial por deuda de las administraciones públicas; y por otro mejorando sus niveles de capital regulatorio. Estos dos aspectos provocaron en su momento una crisis de crédito, la parte negativa, pero por otra, mejoraron el perfil de solvencia de nuestra banca".

Además, el mismo hecho de comparar los resultados de las nuevas pruebas con las que se realizaron hace dos años permitirá al sector presumir de los avances realizados. Alberto Roldán, gestor y analista financiero, lo explica así: "las principales fortalezas serán visibles por el efecto base y la comparativa que se hará respecto a cómo estaba el sector en test precedentes. Eso significa que ciñéndonos a una cuestión puramente regulatoria, la banca podrá decir que cumple holgadamente con el estándar requerido y que el esfuerzo realizado es 100% visible".

Con todo, cabe recordar que el BCE ha exigido que las valoraciones de los activos inmobiliarios que realizó en su momento Oliver Wyman se actualicen, lo que podría llevar a algunas entidades a tener que reforzar aún más el colchón de provisiones.

De hecho, es el ladrillo que concentra las reducidas preocupaciones sobre el resultado de las pruebas. "«El mayor problema proviene del crédito concedido al sector inmobiliario, si tiene garantía inmobiliaria y si el valor de la garantía está actualizado", afirmaba recientemente el profesor del máster en dirección de entidades financieras del Instituto de Estudios Bursátiles, Enrique Pérez–Hernández.

Saneamiento
Pero, también en este punto, la mayoría de los expertos coincide en destacar que el saneamiento, en términos generales, fue suficiente, considerando que la evolución del mercado inmobiliario está empezando, si no a mejorar, al menos a dejar de empeorar. Javier Montoya, analista de Alpha Plus, considera que "los activos inmobiliarios no deberían provocar que se hiciesen provisiones mucho mayores de la ya realizadas. Éstas deberían ser suficientes, más aun cuando ya se superó un test específico para la banca española que se realizó en un momento económico peor que el actual".

Además, los expertos señalan que, aunque el BCE utilizará para su análisis los datos de cierre de 2013, las consistentes desinversiones realizadas en 2014, junto con otras operaciones de refuerzo de solvencia, dan tranquilidad a las entidades que, con ellas, podrían tener ya solucionados de antemano los eventuales déficit de capital que se detecten en las pruebas.

La analista de Renta 4 explica que "las operaciones que los bancos han realizado en lo que llevamos de año se han traducido en un reforzamiento de los ratios de capital, mediante emisiones de AT1, venta de participaciones o script dividend. Estas operaciones les permiten anticiparse en un hipotético caso de mostrar déficit de capital", concluye. Montoya, a su vez, señala que "por un lado las entidades están vendiendo constantemente con lo que están reduciendo el stock de activos en balance, y por otro lado los precios inmobiliarios parecen haberse estabilizado".

Otras posibles fuentes de debilidades que señalan los expertos son el tratamiento de las carteras de créditos refinanciados y también la exposición a las empresas de renovables. Salcines destaca el riesgo empresarial, esencialmente relacionado con activos vinculados a energía solar y eólica, "debido a que los cambios regulatorios están provocando una situación compleja para muchas pymes vinculadas a estas actividades y muy apalancadas".

¿Fortaleza real o fortaleza regulatoria?
Con este cuadro de fondo, la conclusión es que la banca española, como conjunto, saldrá airosa de los stress test, aunque alguna entidad podría tener que tomar medidas de ajuste. Sin embargo, y a pesar del esfuerzo del BCE para que las pruebas sean capaces de verdad de despajar toda duda sobre la salud de la banca europea, hay opiniones que avisan de lo contrario.

Alberto Roldán incide en que el cumplimiento de las ratio regulatoria no implica que la banca esté de verdad preparada para enfrentarse a lo que podría llegar. "Desde un punto de vista más pragmático la realidad, de experimentar un giro de 180 grados, seguiría siendo exactamente igual de dramática que lo era. Ante un eventual bank run, por ejemplo, la banca sigue sin estar preparada para hacer frente al mismo. Mantener un capital sobre activos ponderados de riesgo en los niveles requeridos, es una parte de la exigencia regulatoria auto impuesta por un sector que sigue desarrollando su actividad en condiciones privilegiadas", afirma.

A esto hay que añadir que la suavización de las preocupaciones tanto por los activos inmobiliarios, como por la deuda pública en balance, se debe a la laxa política monetaria que está realizando el BCE, que la semana pasada volvió a abaratar los tipos de interés y a conceder a los bancos una nueva barra libre, aunque vinculada a exigencias de crédito.

No son pocas las voces que critican estas actuaciones del organismo que preside Mario Draghi, al que acusan de contribuir a la gestación de una nueva burbuja. Roldán recuerda que «en el caso de la banca española, con un proceso de desapalancamiento apenas en su fase inicial, avanzado pero lejos de estar completo, un contexto de tipos bajos no ayuda y eso coloca los riesgos de la banca en un escalón superior que ni los colchones regulatorios ni la supervisión pueden evitar».

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