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El presidente electo de Francia, el socialista Francois Hollande, podría usar una próxima auditoría sobre las finanzas estatales para suavizar sus populares promesas de campaña, con miras a evitar el malestar de los mercados con los crecientes déficits públicos.
Sus asesores afirman que incluso podría congelar algo del gasto si la auditoría arrojara sorpresas desagradables. Una medida de ese tipo tranquilizaría a los inversores, que temen que Hollande se convierta en el líder de la ofensiva contra la austeridad en la zona euro.
Hollande, que asumirá su cargo la semana próxima tras derrotar en las urnas el domingo a Nicolas Sarkozy, generó inquietud en los mercados con sus promesas de campaña, tales como contratar a 60.000 maestros y crear 150.000 empleos subsidiados por el Estado.
Francia ya tiene uno de los niveles de gasto público más altos de Europa Occidental, en torno a un 55% del Producto Interno Bruto, y no registra un presupuesto equilibrado desde 1974. En nuevo presidente ha estado preparando el terreno para actuar con más de cautela.
'Ciertamente hay déficits, cosas escondidas en las sombras', dijo Jean-Marc Ayrault, líder del socialismo en el Parlamento y candidato a primer ministro, en relación a la auditoría.
'Descubriremos la realidad y alcanzaremos un equilibrio entre impulsar el crecimiento y hacer los esfuerzos necesarios para reducir la deuda', agregó.
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