Fuga de depósitos se acelera ante temor a posibles controles

Muchos otros ciudadanos griegos están tomando medidas similares. A pesar de la ralentización de la economía, las matriculaciones de vehículos han aumentado este año, a medida que los ahorradores buscan refugios alternativos en los que invertir su dinero. De hecho, en abril subieron 27,9%, cifra que se suma al aumento de 47,2% de marzo.

Para Grecia, la salida incesante de dinero de los bancos es una contrariedad agravada por la negativa del Ejecutivo a aceptar las propuestas de sus acreedores. Los bancos, ya muy afectados, están viendo cómo se evapora su liquidez; además, el Banco Central europeo ha advertido de que su apoyo tiene límites. Aunque se desconoce si Atenas acabará imponiendo controles de capital para frenar la fuga de capitales, está claro que esa medida afectaría negativamente a los negocios básicos y a las operaciones financieras, lo que tendría consecuencias devastadoras para la economía en conjunto.

Las esperanzas que surgieron la semana pasada de que Grecia se acercara a un acuerdo con sus acreedores y de que Atenas pudiera obtener la ayuda de más de US$8.000 millones  se han evaporado; de hecho, en los últimos días las partes parecen haberse distanciado aún más.

El temor a los impagos la semana pasada llevó a otro aumento de las retiradas de los ahorros. Más de US$560 millones  salieron del sistema el viernes 29 de mayo, el día que Grecia decidió aplazar el pago de US$339 millones que le debía al FMI, afirmando que haría un pago único de US$1.690 millones a finales de junio.

Mientras tanto, los 3,5 millones de pensionistas y funcionarios de Grecia temen que a pesar de las promesas de Tsipras, el Gobierno no será capaz de pagarles este mes. El pago de algunas pensiones se retrasó 12 horas el mes pasado, lo que el ministro de Finanzas justificó como un fallo informático. Más tarde se supo que el organismo de pago del Estado se había quedado temporalmente sin fondos. Este mes, los pagos a los trabajadores en una organización estatal que se encarga de las subvenciones de la Unión Europea se retuvieron durante un día.

Fuga de capitales inició a finales del año pasado
La fuga de capitales en los bancos griegos comenzó a finales de 2014, cuando el anterior Ejecutivo de centro-derecha tuvo un enfrentamiento con la Comisión Europea, el FMI y el BCE sobre la puesta en práctica de las reformas estructurales. La tendencia se aceleró durante la campaña electoral a medida que Syriza avanzaba en los sondeos. El mayor impacto llegó en los meses de enero y febrero - cuando Syriza tomó el poder - con salidas por valor de US$22.500 millones. La cifra cayó a US$1.127 millones en marzo, cuando Grecia reanudó las conversaciones con los acreedores.