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Colombia y México son los miembros latinoamericanos de la organización que más aportan al sector, con 11% y 9,4% respectivamente
En la más reciente entrega del informe anual de ‘Seguimiento y Evaluación de las Políticas Agrícolas’, elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), se evidenció que Noruega es el país de la Ocde que más invierte en apoyos para los agricultores, con una destinación de 59% del total de los ingresos agrícolas brutos del país.
Allí, el Gobierno, en alianza con el sector, desarrolló un plan de acción para la implementación de la estrategia nacional de bioeconomía y se está trabajando para desarrollar una estrategia sobre economía circular.
En segundo lugar, se ubicó Islandia, con un aporte que representa 57% de los ingresos agrícolas brutos totales y una destinación de 96% a solventar la crisis de los agricultores.
En Islandia, la estrategia implica mantener aranceles elevados que, a su vez, suben los precios internos y, por lo tanto, dan lugar a una gran transferencia de los consumidores hacia los productores agrícolas locales.
En el continente asiático, Corea y Japón repuntan en los niveles de inversión en el agro, allí se otorga 47,9% y 41%, respectivamente, respecto al total de sus ingresos agrícolas brutos. Las dos economías de estos países han optado por implementar un sistema de pagos directos que desvincula las grandes sumas para la producción y aumenta el capital destinado al apoyo de agricultores.
Cerrando el mapa global de los países de la Ocde que más aportan al rubro de la agricultura está Israel. Allí, el monto destinado a este sector corresponde a 16%, muy pegado al promedio de la organización, que estipula que la inversión en materia de agro debe estar en 16,8% sobre el total de los ingresos agrícolas brutos de cada país.
Debido al clima político del país, durante los últimos cuatro años no hubo cambios drásticos en la política de agricultura. Sin embargo, el Gobierno continuó implementando la reforma de los precios del agua para la agricultura, y los productores afectados por el aumento excesivo de los precios fueron compensados con donaciones y contribuciones a las inversiones en agua.
Latinoamérica también fue destacada dentro del informe, aunque con resultados muy por debajo del promedio de inversión de la Ocde. Los países que más invierten en esta materia son Colombia, con una inversión de 11,5%; Estados Unidos, que alcanzó 11% sobre el monto total de los ingresos agrícolas; seguido de México, con una inversión cercana a 9,4%, y Costa Rica, que muy por debajo logra invertir 5,8%.
Simona Paulero, secretaria de agroindustria de Argentina, dijo que “es el momento de reducir el apoyo agrícola distorsionador en la región y reconducir los esfuerzos y los limitados recursos a fin de obtener mejores resultados para la agricultura y la sociedad en su conjunto, empezando por un aumento en la inversión de los países”.
El estudio también reveló que, desde 2017, la inversión en el sector de la agricultura de los miembros de la organización ha venido presentando retrocesos paulatinos, que se profundizaron con la llegada de la pandemia y la redistribución de los recursos hacia la emergencia.
De acuerdo con el estudio de la Ocde, entre 2017 y 2020, la inversión en agricultura de los países miembros fue de US$319.000 millones, de los cuales 72%, que representan cerca de US$231.000 millones, se dieron como apoyo a productores del sector. Dicho apoyo, entregado durante los cuatro años, correspondió a 17,6% de los ingresos agrícolas brutos totales de la zona Ocde, que hasta finales de 2020 fueron de US$708.000 millones.
Ahora bien, en el contexto de la pandemia covid-19, que atravesó al mundo durante 2020, los gobiernos establecieron un amplio conjunto de políticas públicas enfocadas a mitigar el impacto del virus en el sector.
Por ejemplo, la prestación de apoyo económico a los agricultores y a otros agentes de la cadena alimentaria, la puesta en marcha de iniciativas para mantener la actividad de las cadenas de suministro de alimentos y de productos agrícolas, y la prestación de apoyo a consumidores y poblaciones vulnerables.
Sin embargo, mientras algunos países adoptaron medidas activas para facilitar el comercio, otros introdujeron restricciones a las exportaciones en un intento por garantizar la disponibilidad de alimentos en los mercados internos.
“Los gobiernos deben invertir en sistemas alimentarios que funcionen bien, pero actualmente la mayor parte del apoyo a la agricultura resulta inútil o, incluso, perjudicial, pues los países tienen que trabajar con presupuestos sobrecargados debido al covid-19”, resaltó Ken Ash, director de comercio y agricultura de la Ocde.
La organización recomendó a los gobiernos del mundo acelerar la producción en materia de políticas públicas que empujen el desarrollo de los agricultores. De la misma manera, hizo un llamado urgente para que los gobiernos eliminen lo antes posible las restricciones comerciales impuestas en el contexto de la pandemia. Según el organismo internacional, esto permitiría al mercado desempeñar su función de distribución.
El organismo dijo que era muy importante integrar a las familias dedicadas a la agricultura en los sistemas de seguridad social para poder reducir el gasto en ayuda económica específica para la agricultura.
Finalmente, la Ocde señaló que los gobiernos deberían conocer mejor la situación financiera de las familias dedicadas a la agricultura y centrarse en las fallas del mercado que provocan ingresos bajos de manera persistente en el sector agrícola. La organización también incitó a los gobiernos a aprender de las extremas condiciones de la pandemia.
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“Estoy segura que lo vamos a lograr, en acuerdo con las y los empleadores iremos alcanzando paulatinamente la semana de 40 horas”, afirmó Sheinbaum