Diez presidentes dejaron su cargo antes de tiempo en la región

Si el vicepresidente Michel Temer asume como presidente titular habrá un revuelo social en Brasil, y además, confirmará a Rousseff como la jefe de gobierno latinoamericana número 11 en abandonar su cargo antes de tiempo, desde el año 2000.

Hay que recordar que el proceso empezó el 2 de diciembre del año pasado con la aceptación del entonces presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, de la petición de iniciar un juicio político contra la mandataria. Después de más de tres meses de conflictos procesales, el Supremo Tribunal Federal destrabó el juicio el 16 de marzo de este año, para posteriormente iniciar el juzgamiento  en mayo y suspender a la política de su cargo durante un máximo de 180 días en los que se debía tomar la decisión final.

Rousseff, que no ha perdido oportunidad para declarar que lo que se le hizo corresponde a un golpe de Estado planeado por su mismo vicepresidente y los miembros del Partido del Movimiento Democrático Brasileño, se  presentó ante el Senado en diferentes ocasiones para defender su inocencia. Sin embargo, en ninguna las votaciones posteriores a sus intervenciones ha salido vencedora, pues siempre ha habido una mayoría de diputados que aprueban y exigen que deje el cargo. 

Para la deliberación final de hoy, al menos 54 de 81 congresistas deberían estar a favor de destituirla para hacerlo efectivamente. Según las encuestas de medios locales, al jueves de la semana pasada ya había 53 parlamentarios decididos a apoyar el juicio político, cifra que deja sobre la mesa un posible relevo en la presidencia, aunque hay quienes dicen que la historia todavía puede dar sorpresas.

Esta novela política brasileña  no es un caso único, ni novedoso en América Latina, en donde otros mandatarios han tenido que terminar sus periodos antes de tiempo y algunos, incluso, se enfrentaron a procesos de juicios políticos como el de Rousseff. 

Ese es el caso de Fernando Lugo, el expresidente paraguayo cuyo proceso en junio de 2012 recuerda mucho al de la brasileña, pues este fue destituido de sus funciones por parte del Congreso que determinó que tuvo un mal desempeño en sus funciones.

En ese momento, el Partido Auténtico Liberal Radical, en el que militaba su vicepresidente, Federico Franco, y que era de su coalición de gobierno, le retiró el apoyo e impulsó en el Parlamento el proceso en su contra, que los militantes izquierdistas tacharon de golpe. Luego de la destitución, Franco asumió funciones de presidente.

Según dijo a LR el docente del Centro de Estudios Políticos e Internacionales de la Universidad del Rosario, Mauricio Jaramillo Jassir, este proceso en Paraguay se parece en gran medida al de Brasil por el poder que había sumido el Congreso que, al igual que ahora, encontró muy fácil “deshacerse del presidente”.

“La (destitución) de Lugo es muy parecida en la medida que  lo que pasaba es que había Congresos muy poderosos que querían deshacerse del presidente porque se había roto la gobernabilidad (...) Esta salida (la de Dilma) no tiene asidero legal porque lo que ellos han llamado como maquillaje de cuentas no es más que un mecanismo fiscal para cerrar el año en ceros”, opinó Jaramillo.

Aunque varias opiniones se pueden encontrar respecto a esto último, lo cierto es que las similitudes, al menos en el proceso, son bastantes.

Pero no todas las salidas antes de terminar su periodo como presidentes se han dado por juicios políticos. De hecho, una de las más recientes y recordadas es la del expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, que en dos ocasiones tuvo que interrumpir su Gobierno: en 2002 y 2013. La primera y más corta fue cuando tras subir al poder por medio de un golpe militar fue derrocado el 12 de abril por Pedro Carmona, quien solo duraría un día en funciones porque Chávez lo desbancó el 13 de abril.

La segunda vez, y la definitiva, fue en 2013, cuando en marzo murió después de luchar contra el cáncer por un tiempo, tres meses después de iniciar su cuarto periodo de mandato. El sucesor, Nicolás Maduro, se ha encargado de continuar su legado político hasta hoy, una ‘revolución’ que continúa a pesar de que sus detractores están buscando retirarlo del poder.

Otro lugar que ha tenido  inestabilidad política por cuenta del cambio constante de presidentes antes de que completen su periodo es Bolivia. Allí, en 2003 dimitió Gonzalo Sánchez Lozada en medio de protestas sociales, asumiendo el vicepresidente Carlos Mesa, quien en 2005 también presentó su renuncia mientras en las calles había manifestaciones exigiendo la nacionalización de los pozos de gas y petróleo del país.

Según dijo para este diario el experto en geopolítica de la Universidad Eafit, Oscar Medina, las salidas “se dan por falta de fortaleza de la democracia, acompañada en ambos casos con insatisfacción social”. 

Otros países donde se vieron salir a sus presidentes antes de tiempo (ver gráfico) son  Perú, con Alberto Fujimori; Ecuador, con Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez; Argentina, con Fernando de la Rua, y Honduras.

Destituciones serían benéficas a largo plazo

Aunque al corto plazo la inestabilidad política que genera una destitución o dimisión de un presidente trae consecuencias económicas negativas por el aumento del índice de riesgo país, según dijo a LR el coordinador de negocios internacionales de la Universidad de La Salle, Julio César Botero, a mediano y largo plazo esto beneficia a la nación en tanto “el riesgo país disminuye porque eso demuestra que las instituciones están buscando la transparencia y que la democracia está funcionando”.

Las opiniones

Mauricio Jaramillo Jassir
Docente de la Universidad del Rosario
“En la región, los sistemas políticos son muy rígidos y no permiten resolver crisis sin quitarles el mandato”.

Óscar Eduardo Medina
Docente de la Universidad Eafit
“Estos golpes se dan por falta de fortaleza de la democracia, acompañada, a veces, de la insatisfacción de la sociedad”.