Cuando en tu país se acaban las oportunidades

Cinco años, ese fue el tiempo que tardé en pasar del instituto a terminar la universidad. Cinco años en los que, desde el primer momento intenté lucirme para una vez terminar la carrera, conseguir un trabajo y empezar a ‘comerme’ el mundo.

Pero algo está mal, han pasado esos cinco años y mi país, España, con una cifra cercana al 25% de desempleo, es incapaz de ofrecerme oportunidades ni futuro.

Este es el problema cuando tu país no te puede mantener ni retener. Una situación cada vez más compartida por la población joven y no tan joven, que no hace sino, como es mi caso, engrosar la lista de los que tenemos que hacer las maletas y dejar una vida atrás para intentar labrarnos otra.

La crítica situación de España y las continuas protestas como el 15M o el reciente 25S, son el eco de una sociedad en la que cada vez estamos más preocupados e indignados por el rumbo de España. Ahora mismo, es difícil pasear por las calles de Madrid o Barcelona, y no encontrarse con concentraciones en un banco o empresas cuyos empleados han pasado a hacer fila en la oficina de empleo.

Pero ni eso es ya una solución. Si preguntas a alguien que esté buscando trabajo, la respuesta siempre es “no hay nada”. Amigos y compañeros de universidad que aún permanecen en España aseguran que el poco trabajo que se genera ofrece unas condiciones “basura”, llegando a un punto en que el “mileurismo” como algo denigrante quedó atrás y te puedes sentir afortunado si puedes conseguir una trabajo o beca de 800 o 600 euros.

Aún así, el costo de la vida o de la vivienda sigue al mismo nivel y por si fuera poco, la receta del gobierno fue crear una reforma laboral que facilita el despido, en vez de impulsar la contratación. Con todo esto, el sentimiento de molestia y rechazo a la clase política en general es cada vez mayor. Es contraproducente que España, con los problemas que tiene, tenga en la actualidad más de 445.000 políticos y cargos públicos, lo que supone el doble de los que tiene Italia o Francia y 300.000 más de los que tiene Alemania.

Mariano Rajoy, cuando llegó al cargo hace 10 meses nos dejó bien claro que le iba a “pasar la tijera a todo” menos a educación y a sanidad, pero parece que se equivocó en su manualidad ya que al final, educación y sanidad sufrieron recortes y el número de políticos sigue igual. Un gobierno, dicho sea de paso, que ha incumplido cada una de las promesas que hizo. Prometió no subir el IVA porque era prejudicial cuando lo planteó el anterior gobierno, pero lo hizo; se escandalizó cuando en 2011 se propuso una “amnistía fiscal” para que las empresas y fortunas devolvieran a España el dinero ahorrado en paraísos fiscales, y se implantó.

Y ni hablar de los continuos recortes en prestaciones sociales y de beneficio para el ciudadano. Todo esto, no hace más que acrecentar la idea, incluso entre los votantes del Partido y los visionarios que tenían a Rajoy como la panacea, de que la situación le queda grande a nuestro ejecutivo. Analistas apuntan a que el primer error fue esperar a presentar los presupuestos, y ahora con la demora en solicitar un rescate porque hay elecciones en Galicia el 21 de octubre.

Este caldo de cultivo hace que España esté metido en un agujero y la luz al final del túnel sea cada vez más difusa. Puede que Bruselas aplauda al país por marcar la pauta, pero los que no aplaudimos somos los ciudadanos, que de tanto apretarnos el cinturón, tememos que los españoles seamos cada vez más delgados.

Índices de pobreza se encuentran en máximos históricos

Las dificultades por las que atraviesa el país, al final en quien repercute es en el ciudadano de a pie. En este sentido, en España, según un estudio realizado por la ONG Cáritas, hay más de 11,5 millones de personas en riesgo de pobreza o exclusión social. Igualmente, el porcentaje de hogares españoles que por ahora se encuentran por debajo del umbral de la pobreza es del 22%. Además, uno de cada cinco hogares (el 25%) está en “situación de riesgo”.