Bahía de Guanabara está más contaminada y pone en riesgo salud de atletas

El diario estadounidense recuerda que hace siete años, el gobierno brasileño se comprometió a limpiar la Bahía de Guanabara, donde se celebrarán las pruebas de vela, y el agua del mar en el que nadarán deportistas olímpicos; sin embargo, científicos y expertos en medioambiente explican que en la actualidad está aún más contaminada.

Recientes test realizados por el gobierno y por científicos independientes revelan que hay rotavirus en el agua que provocan diarrea y vómitos y unas superbacterias resistentes a medicamentos. Investigaciones recientes de la Universidad Federal de Río en las playas de Ipanema y Leblon han detectado también un alto porcentaje de contaminación.

“Los atletas extranjeros nadarán, literalmente, en mierda humana y estarán en riesgo de sufrir alguna enfermedad provocada por todos esos microorganismos”, ha dicho el Dr. Daniel Becker, que trabaja en un barrio pobre. “Es triste pero también inquietante”, añade.

“Nuestra mayor plaga, nuestro mayor problema de medioambiente, es básicamente sanitario”, ha dicho Andrea Correa al New York Times, la responsable de medioambiente del Estado de Río de Janeiro. “Los Juegos Olímpicos han dado a conocer este problema”, ha añadido.

“Tenemos que mantener la boca cerrada cuando el agua salpique”, ha dicho Afrodite Zegers, miembro el equipo de vela alemán, quien ya ha practicado en la Bahía de Guanabara.

Reciente reportes oficiales detallan que en el Shopping Leblon, uno de los centros comerciales más exclusivos de la ciudad, se detectó el vertido de aguas residuales en las galerías pluviales que desembocan en la laguna.

En el Jockey Club, el hipódromo de la ciudad, que también alberga un club social de clase alta, se identificó el desagüe de orina en las galerías pluviales.

En la gasolinera de la marca Ipiranga, vecina al hipódromo, el equipo de funcionarios detectó indicios de “vertidos ocasionales y derrame de aceite” durante la operación del lavado de automóviles.

Los establecimientos recibieron una advertencia y tienen el plazo de 72 horas para subsanar los problemas y presentar la documentación correspondiente a la secretaría.

La laguna Rodrigo de Freitas se encuentra entre el barrio de Ipanema y la falda de la montaña del Corcovado, donde se encuentra el monumento del Cristo Redentor, y por su situación será uno de los lugares más icónicos de los Juegos de Río.

La contaminación de las aguas de la laguna Rodrigo de Freitas, donde se disputarán las pruebas de remo y piragüismo, así como las de la bahía de Guanabara, donde se celebrarán las regatas de vela, se ha convertido en una de las principales preocupaciones de las federaciones internacionales responsables de esos deportes.

“Quien diga que la Bahía de Guanabara estará limpia en 20 o 25 años miente”, declaró André Correa, secretario de Medio Ambiente de Río de Janeiro.

Algunas medidas de protección de las delegaciones

El equipo estadounidense de canotaje portará trajes de una sola pieza impecables cuando salgan a las aguas de la bahía. A pesar de que muchos espectadores sólo notarán lo ajustado de los trajes, éstos brindarán una muy necesaria protección contra las aguas contaminadas de la Bahía de Guanabara. Los trajes están hechos con material antimicrobiano, de acuerdo con su diseñador.

“El nuevo traje y otras prendas tienen un recubrimiento antimicrobiano de amplio espectro para controlar la exposición a la mayoría de las bacterias con las que los remeros podrían entrar en contacto en el agua”, dijo Mark Sunderland, ingeniero textil de la Universidad de Filadelfia, Estados Unidos.

Los trajes no sólo son una tecnología vestible sino que son amigables con el medio ambiente, ya que, de acuerdo con Sunderland, el proceso de manufactura de cada traje produce menos de 1 gramo de desechos, ni siquiera el equivalente al peso de una hoja de papel.

“Un remero podría estar expuesto a las bacterias a través de las partes de su cuerpo que no estén cubiertas por las prendas para remar”, dijo Sunderland, quien agregó que desconoce las estadísticas sobre la frecuencia con la que los remeros y otros competidores de deportes acuáticos se ven afectados por la exposición a las bacterias.