Tendencias del consumo de los hogares: un ajuste saludable a la baja

En efecto, desde el segundo trimestre de 2016, el consumo de los hogares empezó a deteriorarse más rápidamente. El deterioro estuvo antecedido de la caída en la confianza de los hogares que se inició en enero del presente año. Esto ya anticipaba un menor crecimiento del consumo de los hogares en los siguientes meses, y así fue.

La confianza se había vuelto negativa por varios factores. Entre ellos se destacan la devaluación del tipo de cambio y sus implicaciones sobre la capacidad de compra de los bienes importados, la incertidumbre política asociada a los temas de discusión nacional, las mayores tasas de interés, la tendencia alcista de la inflación de los alimentos a raíz del fenómeno de El Niño y la caída de las expectativas sobre el crecimiento económico futuro.

Todos estos factores, conjuntamente con un ligero deterioro del mercado laboral, restringieron las decisiones de compra de los hogares. Las ventas minoristas de bienes, que crecieron un 1,8% en el primer trimestre del año comparadas con el mismo período de 2015, pasaron a crecer solo un 1,3% en el segundo trimestre y se ubicaron en terreno negativo, en -2,0%, en el tercer trimestre.

Sin embargo, el consumo de bienes no fue lo único que empezó a crecer menos a medida que iba avanzando el año. También ocurrió lo mismo con el consumo de servicios. Por ejemplo, los ingresos reales de los hoteles, que son una buena forma de medir la demanda por turismo de los colombianos, pasaron de crecer a un ritmo de 11,9% interanual en el primer trimestre, a una tasa de 5,5% en el segundo trimestre y a 2,0% en los dos primeros meses conocidos del tercer trimestre.

Sin embargo, y este punto es fundamental, la menor dinámica del consumo es saludable para el balance financiero de las familias, el cual se venía deteriorando posterior a la caída de los precios del petróleo, a mediados de 2014, porque el gasto no se redujo a pesar de la fuerte caída en el ingreso nacional. Según el reporte de estabilidad financiera del Banco de la República con datos de Cifin, la carga financiera de los hogares, es decir, el porcentaje del ingreso mensual que usa un colombiano promedio para pagar los intereses y las amortizaciones de las deudas, pasó de 20,9% en 2014 a 22,2% en 2015.

Asimismo, el menor gasto de los hogares también es beneficioso para que el ajuste de la inflación a la baja se de más rápidamente, en línea con las pretensiones del Banco de la República en su ciclo al alza de las tasas de interés.

En conclusión, la caída del gasto de las familias era predecible, necesaria y beneficiosa. Predecible porque la caída de los precios del petróleo significó un menor ingreso agregado del país y porque la confianza de los hogares se deterioró desde comienzos del año. Necesaria porque el nivel de endeudamiento personal estaba incrementándose rápidamente, dado que el gasto privado no se estaba ajustando al mismo ritmo de la caída en los ingresos. Y beneficiosa porque su ajuste a la baja redundará en un menor crecimiento del crédito de consumo, en una caída de la carga financiera de los hogares y en una reducción de la inflación.