Se necesita acelerar la investigación

El cáncer es una de las enfermedades crónicas con mayor impacto poblacional a nivel global. Para 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer (Iarc) estimaron la presentación de 19,3 millones de casos nuevos y 9,9 millones de muertes relacionadas con la enfermedad. En América Latina la incidencia y mortalidad calculada para el mismo periodo temporal fue de 1,4 millones de casos nuevos y 713.414 muertes al año. En 2040, la incidencia global anual de la enfermedad alcanzará los 30,2 millones de casos, 60% de ellos será diagnosticado en los países con ingresos bajos y medios y, 10,4% en América Latina y el Caribe.

De acuerdo con la información suministrada por la Iarc, en Colombia se estimó una incidencia de 222,5 por 100.000 habitantes, con una tasa cruda de mortalidad asociada a la enfermedad de 108,1 por 100.000 habitantes. En adición, el Registro del Anuario Estadístico del Instituto Nacional de Cancerología (INC) para 2018 confirmó el diagnóstico de 7.856 casos nuevos de cáncer, cifra que representó un aumento porcentual de 13,6% con relación al año anterior. El comportamiento de la enfermedad según el sexo demostró una mayor proporción de casos entre las mujeres (58,6%) y los tres grupos principales de tumores en orden descendente fueron aquellos originados en el sistema digestivo, la piel y el cáncer de seno.

La evaluación conjunta de tendencias en incidencia, mortalidad y supervivencia ha demostrado una mejora progresiva del control del cáncer durante los últimos 25 años, particularmente, en los países de altos ingresos. Sin embargo, persiste una profunda disparidad en los resultados derivados del diagnóstico y tratamiento del cáncer en los países con restricciones económicas. Este hecho es reflejo del inadecuado registro, clasificación y codificación de la enfermedad, acceso oportuno a los procedimientos terapéuticos y la calidad de estos, así como a la investigación. Previamente, Lichtenberg y colaboradores midieron el impacto de la investigación e innovación en cáncer, concluyendo que estas podrían conducir a una reducción de la mortalidad próxima a 70% en las siguientes dos décadas. Nuestra región tiene una necesidad particular para acelerar la implementación de investigación sanitaria de calidad en cáncer. Regionalmente se requiere un mayor esfuerzo para caracterizar los determinantes epidemiológicos de la enfermedad, su origen molecular por conglomerados étnicos, los principales factores exposicionales, y el acceso a nuevas tecnologías a través de la implementación de la medicina de precisión y la investigación clínica.

Recientemente, la OMS recomendó a los países de América Latina un aumento en la media de la inversión en investigación e innovación de 2% del PIB. Desafortunadamente, este porcentaje es inferior a 1% en la gran mayoría de los países de la región, y en Colombia tan solo alcanza 0,29%, cuando el promedio de las naciones incluidas en la Ocde es de 2,5%. Adicionalmente, América Latina solo desarrolla 4,6% de la totalidad de experimentos clínicos en cáncer generados a nivel global y representa menos de 3,7% de las publicaciones científicas para esta entidad anualmente. No obstante, parece alentador el crecimiento sostenido a partir de 2016 (>30%), con un aumento de la producción intelectual anual de 6,3%, superior a la media global (5,2%). La madurez regional en investigación en cáncer es más evidente en Brasil (˃50%), Argentina, México, Chile y Colombia. En similar dimensión se encuentra Perú, con un incremento anual sostenido.