Perspectivas 2016 de la industria petrolera en Colombia

Colombia ha reaccionado rápidamente a este efecto a través del Ministerio de Minas y Energía y de la mano de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, ANH, para encauzar el país a ser competitivo en el sector, implementando los acuerdos 2, 3 y 4 más los resultados del estudio “Mejorando la Competitividad del Sector de Hidrocarburos”.

Sin embargo, se requiere una mayor participación del Gobierno para complementar estas iniciativas, buscando flexibilizar la política petrolera y fiscal y hacer más atractiva la inversión.

Retomando el camino de la competitividad para ser sostenibles en el tiempo con una producción mayor al millón de barriles. Es el reto y la oportunidad que tenemos para reactivar la industria en 2016, mejorar el empleo en el sector e incorporar las reservas necesarias para el desarrollo.

Y por esto, el reto más importante que tenemos en el sector para 2016 es reactivar la inversión exploratoria, tanto en sísmica como en la perforación de pozos exitosos, siendo eficientes en los costos para así alejarnos del fantasma de la pérdida de la autosuficiencia. 

Si no exploramos, no tendremos producción en un lapso de cuatro a cinco años cuando entraría la primera producción, de ser comerciales, de los pozos descubridores o llamados A3, lo que indica que al ritmo de producción actual  tendríamos que importar nuevamente crudo en seis años, como ya lo hicimos en el período de 1976 a 1986 cuando perdimos nuestra autosuficiencia y lo más grave, el país se vio abocado a tener que importar al más alto precio del mercado por la crisis geopolítica ocasionada por el embargo árabe y la guerra de Irán-Irak. Gracias al sector cafetero logramos apalancar esta crisis minimizando el impacto económico para el país.

Los proyectos económicamente viables que ayuden a mejorar el factor de recobro actual de 18%, cobran vigencia; con desarrollos tecnológicos e innovación podemos incrementar esta reserva minimizando el riesgo.

Los proyectos de offshore, deben seguir materializándose para buscar ser comerciales, ya que mitigarán en gran medida este impacto en reservas a largo plazo, ya que su producción entrará a partir del año 2025.

Se debe seguir trabajando en la prospección de los proyectos en yacimientos no convencionales los cuales podrían mostrar resultados en el mediano plazo, y aportar producción dentro de cuatro o seis años, si son económicamente viables. 

El reto es ahora crear  las condiciones para estimular los proyectos onshore y ahí se debe fijar la atención en lo fundamental que es la competitividad para atraer a los inversionistas.