Parqueadero en Envigado pasó de caro a "ecobarato"

Ahora resulta que es el más barato de los 14 que hay tres cuadras a la redonda del parque. Y no fue que la competencia lo obligó, sino porque su dueño y gerente, Juan Carlos Pastrana, lo decidió: bajó sus tarifas mínimas a 2.300 y 1.000 pesos para carros y motos, respectivamente, además cada celda tiene un metro más de largo y 30 centímetros más de ancho que el estándar. 

Otro dueño de parqueadero tradicional, y bien paisa, diría que está botando plata, pero no: encontró el punto exacto en que se unen rentabilidad económica, eficiencia, una innata conciencia ambiental y la premisa de tener un negocio que no reste tiempo a su familia. 

Y eso se ve en una inversión que librará a largo plazo de 3.000 millones de pesos. Así amplió la capacidad de 40 a 100 celdas, de 340 a 4 mil metros cuadrados construidos, y de tres a seis pisos el que ahora se llama Ecopark. 

Resulta un nombre pretencioso para lo que por una década fue un simple estacionamiento donde cabían 10 carros bien acomodados y que hace tres años creció tres pisos, pero igual con una tarifa que su dueño reconoce que era alta. 

Pero ahora, el quid del negocio comienza en el sexto piso. Allí se encuentran 24 paneles solares que con los 10 kilovatios de capacidad le proveen el 80 por ciento de la energía que requiere el edificio. 

El otro ahorro viene por un ascensor de alta velocidad que con su mismo movimiento genera, por cinética, la energía necesaria. Y eso se complementa con una iluminación led autorregulada, que aumenta su intensidad mediante sensores de movimiento al paso de los vehículos. 

La otra eficiencia está en ahorros efectivos del 60 por ciento de agua frente con un tanque de 4 mil litros. Por un sistema de tuberías recoge aguas lluvias y alcanzaría para atender hasta por 15 días los consumos de los baños independientes para hombres y mujeres. Este último, incluso tiene cambiadero de pañales para bebés. 

De ese tanque, por goteo con temporizador, se regarán las "lluvia de oro", como se conoce la enrededadera que comenzarán a sembrarse esta semana y caerán como una pared verde sobre los laterales del edificio. Así se absorbe el dióxido de carbono de los vehículos y reduce en ocho grados la temperatura interna. 

Y en el curioso modelo de negocio que armó Pastrana de sus viajes por el mundo, trayendo ideas de un parqueadero de Chicago (Estados Unidos), de otro de Curazao (isla del Caribe) y, así por el estilo, también es parte la tecnología. 

Además del contador de celdas que ya se ve en otros, este puede ser operado por una sola persona, al contar con cuatro máquinas de cobro automático, importadas, que funciona con tiquetes reutilizables hasta cinco veces y hechos de papel de bosques industriales (no nativos) del Canadá. A eso suma una seguridad con 24 cámaras de vigilancia y tres formas distintas de sensores en el ingreso en techo, barrera y suelo. 

"Espero que la gente entienda que invertir en medias ambientales sí paga en el bolsillo, por esas eficiencias se puede cobrar menos. Además el negocio no está en ganar dinero al menor costo con mayor beneficio, todo lo que se da, de alguna forma vuelve", reflexiona Pastrana al terminar el recorrido por este parqueadero "ecobarato".