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Dado que una de las principales razones que llevan a esta teoría es el corto periodo de tiempo que le toma al ave estar lista para el sacrificio, la Federación Nacional de Avicultores de Colombia (Fenavi) preparó un informe en el que explican que los avances en cruce de razas y métodos de producción redujeron los tiempos 57% en más de 60 años.
“En la década de los 50, un pollo era alimentado por 100 días para alcanzar un peso de 2,1 kilos. A finales de los 60 se redujo el tiempo a 67 días y en la actualidad está listo para salir al mercado entre los 42 y los 45 días”, destaca el documento.
Además, el gremio expuso seis razones para desmentir esa creencia que ha generado desconfianza hacia el producto por parte del consumidor final, las cuales son resultado de la investigación de los doctores Nick Dale y Alan Davis, profesores de Ciencia Avícola de la Universidad de Georgia.
La primera tiene que ver con que dado que las hormonas no se producen de manera comercial, su costo sería muy elevado, de hecho, un solo miligramo sobrepasaría el valor del ave. La segunda razón le apunta a que no es necesario porque los procesos de cría y engorde hoy toman menos tiempo, solo con buenas prácticas en alimentación y manejo al interior de las granjas.
Además, los investigadores argumentan que la administración de hormonas al final del proceso no es efectiva. “El crecimiento es una muy compleja combinación de funciones metabólicas que dependen de un amplio conjunto de señales endocrinológicas. Emplear hormonas en la industria del pollo sería tanto como botar el dinero, sencillamente porque estas no alcanzarían a ser asimiladas por el ave en su corto periodo de vida”.
A esto se suma que la administración de las mismas puede ser contraproducente, pues los pollos viven al filo de su máximo límite metabólico. Eso sin contar con que, según Dale y Davis, la administración de hormonas tendría que hacerse por intravenosa, pues no es viable por vía oral, lo que significa una labor dispendiosa considerando que en cada granja hay miles de individuos. Finalmente, el argumento de las hormonas se cae porque para generar masa muscular, además de suministrarlas, las aves deberían hacer ejercicio.
Una actividad con decenas de mitos y grandes debates
El tema de las hormonas no es el único que se ha atribuido a la cría de aves para producción, por lo tanto tampoco es el único tema sobre el cual la industria a generado información. Según Fenavi, también hay creencias alrededor del tamaño de las aves que adquiere el consumidor final y la idea de que el pollo criollo o campesino tiene mejor tamaño y es resultado de un proceso más natural. Ante esta situación el sector ha defendido sus procesos de cría en galpones, selección de una dieta adecuada y atención veterinaria, con los cuales alcanzan una composición nutricional “ideal”.
La opinión
Andrés Valencia
Presidente de Fenavi
“Si algo le hace daño a la industria del pollo es la falsa creencia de que en el crecimiento se utilizan hormonas para conseguir una mayor ganancia de peso”.
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