“La gente se cansó de la trilogía del mal: inseguridad, escasez, colas”, Daniel Ceballos

San Cristóbal (Táchira), es un bastión de la oposición, una ciudad donde Henrique Capriles arrasó en las pasadas elecciones.

Y se ha convertido en uno de los epicentros de las protestas contra el Presidente Nicolás Maduro y sus políticas económicas. En la capital del Táchira hay levantadas más de doscientas barricadas, protegidas por una sociedad que no está dispuesta a ceder.

Por lo que he visto en estos días en San Cristóbal, más que político es un levantamiento social
La gente está cansada de la trilogía del mal: la inseguridad, la escasez y las colas. Hay un levantamiento de la sociedad, y una resistencia a la represión, los perdigones, los gases lacrimógenos. Además de la oficial, está la represión de los grupos paramilitares -los Tupamaros-, que se reúnen en entidades del gobierno y salen a amedrentar, robar, disparar, golpear.

En Miraflores aseguran que desde el Táchira actúan el uribismo y el paramilitarismo
Táchira ha protestado como el resto del país solo que como aquí hay más represión, también hay más resistencia. Donde el gobierno ve paramilitares, hay mujeres cansadas de hacer colas, madres que no consiguen leche para sus hijos, personas que no tienen papel higiénico, gente que siente miedo por la inseguridad, jóvenes que no tienen futuro. A mí me acusaron de ser el hijo de Uribe, y me puede meter preso, pueden meter presos a todos los políticos de la oposición de Venezuela, y no van a resolver los problemas porque los están enfocando mal. Mientras el gobierno no se siente con las personas que están en la protesta, no hay nada que hacer.

¿Hasta cuándo permanecerán en las calles?
¿Hasta cuándo el gobierno va a desconocer que esto existe? Es una lucha de resistencia. La población tiene unos petitorios, unas necesidades, y tienen que liberar los presos políticos, cesar la represión, desarmar los colectivos violentos, plantear acciones sobre los problemas económicos porque la gente está con los bolsillos pelados, tenemos la inflación más alta del mundo y esta ciudad la más alta del país, por encima de 60%, frente a 56%.

¿Por qué?
Estamos en frontera, competimos con los colombianos, que tienen mayor capacidad adquisitiva. Y por el mal manejo que se le ha dado a las fronteras, la política es actuar sobre las consecuencias, no sobre las causas. Pretenden controlar con medidas de fuerza el contrabando y es la Guardia Nacional la que se beneficia. No es lo mismo traer comida al Táchira que llevarla a Caracas, porque aquí, en cada alcabala (control de la Guardia), en cada ente gubernamental, te van a cobrar. Significa un precio mayor que al final lo paga el consumidor.

Muchas personas en el Táchira viven de vender gasolina en Colombia
Es cierto y es parte del descontento. Hay ingenieros, funcionarios, personas que trabajan y no pueden subsistir. En Venezuela no existe seguridad jurídica que garantice la inversión, no es solo un gobierno represor, incapaz, autoritario, también es tremendamente corrupto. Con el control cambiario se han apoderado de las divisas, son quienes las manejan, es el gran negocio del gobierno, de muchos militares, de los políticos. Eso ha hecho que sea mejor destruir el aparato productivo en Venezuela y dedicar todo el recurso a la importación.

El Táchira es una de las reservas agrícolas de Venezuela ¿Cómo está ahora el campo?
Aquí, por ejemplo, había una empresa, Agro Isleña, que surtía y financiaba las cosechas. Una vez el gobierno la expropia y crea Agropatria, se va al piso. Lo que antes tenía un precio, ahora es mas elevado por la corrupción. El campesino está en un total descontento con el gobierno.

¿En qué pueden terminar las protestas?
El final se ve incierto. Ojalá que nuestro pueblo tenga la fuerza para aguantar la represión y el gobierno acabe con el monólogo de catorce años, que empiece a escuchar lo que pasa en el pueblo y Venezuela entre en una etapa de paz y diálogos verdaderos, consigamos las libertades por las que luchamos. Al final es que cambie el gobierno o que el gobierno cambie.