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LR habló con el decano quien dijo que "si pudiéramos salir de un ciclo de desconfianza generalizada podríamos tener más optimismo en generar inversión de mayor plazo y a riesgo".
“El optimismo de los consumidores en los mercados mueve tendencias importantes en el consumo y el crédito”, afirmó el decano de la Facultad de Economía de la Universidad de los Andes, Juan Camilo Cárdenas, quien hizo parte del ciclo de entrevistas que realiza LR con algunas instituciones educativas.
Además del optimismo, el académico tocó otros temas económicos como el panorama del gasto público, la política monetaria, la fiscal y los aportes de la academia.
Históricamente. ¿Cómo se ha comportado la economía colombiana?
Asumiendo que “históricamente” nos referimos a al menos el último medio siglo, déjeme agrupar esa evaluación en las dos grandes preguntas de los economistas: eficiencia y equidad. Me atrevería a decir que mas o menos aceptable en la primera dimensión, y deficiente en la segunda. De América Latina, Colombia es uno de los países con peor desempeño en reducir la exclusión social y la desigualdad, aunque si ha mostrado los mismos ritmos de reducción de la pobreza que la mayoría del planeta.
Sin embargo el país se resiste a reducir las brechas entre ricos y pobres, entre indígenas afros y mestizos, o entre la periferia y el centro del país, y eso le cuesta mucho a una economía.
En términos de eficiencia, hemos tenido no solo tasas aceptables de crecimiento sino ritmos de los indicadores fundamentales relativamente estables si se comparan con la volatilidad de otras regiones o países vecinos. Ahora, a ese desempeño relativamente aceptable de crecimiento no le hemos hecho los descuentos de la depreciación del capital natural y ni de los costos ambientales de los diferentes momentos de la economía (colonización, expansión urbana desordenada, ganaderización, minería desordenada), que han generado las raíces de una mayor vulnerabilidad ante el cambio climático, y ante los mal llamados “desastres” naturales que cada vez nos van a costar mas.
Tampoco hemos tenido en cuenta que el desempeño en las últimas décadas cada vez está menos sustentado en una economía diversificada y que perdimos en industrialización y diversificación de sectores que podrían (y deberían) ser el sustento de una economía menos dependiente de los primarios.
¿Qué sectores deben impulsar el crecimiento?
Pensando en el largo plazo, y ahora que se viene una campaña presidencial que ojalá vaya mas allá de la polarización por la paz acordada con las Farc, deberíamos dar un debate sobre cuál debe ser el soporte del modelo de desarrollo del país y que esta pregunta sea central en los debates y propuestas de los candidatos.
En primer lugar diría que el “crecimiento” deberá estar mejor medido para ser evaluado. Ya mencioné que debemos descontar los costos sociales ambientales de, por ejemplo, los sectores extractivos, agrícolas e industriales.
En segundo lugar, y observando las tendencias mundiales, podríamos salirnos gradualmente de los fósiles y en este orden (primero carbón, segundo petróleo, y tercero y en menor medida, gas). Podríamos ajustar nuestra matriz energética con una mejor mezcla de renovables e incluyendo una planeación hidroenergética bien hecha desde las grandes cuencas del país y reduciendo al máximo los impactos ambientales de ello, garantizando la oferta hídrica que la agricultura, los acueductos, y la conservación de los ecosistemas necesitan.
En tercer lugar, podríamos diversificar a sectores de servicios que aprovechen nuestro capital natural (e.g. agro y ecoturismo), y que absorban una mayor cantidad de mano de obra urbana y rural.
¿Cómo ve la política monetaria y fiscal en este momento?
Colombia siempre ha tenido una infraestructura institucional y una tecnocracia conservadora que ha mantenido unas políticas monetarias saludables. En materia fiscal es donde podemos tener mas debates porque no hay tanto consenso como el que si ha habido para el caso de la inflación.
El gasto público de este país ha sido alto y creciente pero con tendencias a responder a las necesidades del país, por ejemplo en salud y educación. La transición de un gasto militar alto a un gasto en educación alto tiene todo el sentido del mundo, incluso si esa transición es de suma cero.
¿Con el panorama económico actual podemos ser optimistas? ¿Qué tanto impactaría el optimismo al desarrollo económico?
El optimismo de los consumidores en los mercados mueve tendencias importantes en el consumo y el crédito. No cabe la menor duda. Al optimismo le agregaría la confianza, pero no solo la confianza en las instituciones sino la confianza inter-personal para poder reducir los costos de transacción entre quienes transan con el estado o en el mercado.
Si pudiéramos salir de un ciclo de desconfianza generalizada podríamos tener más optimismo en generar inversión de mayor plazo y a riesgo. Sin embargo el optimismo ni se decreta ni se promueve artificialmente con ingeniería social.
Además de pesimismo, hay incertidumbre derivada probablemente del desgaste y polarización generados por estos últimos dos años del proceso de paz. Esta incertidumbre ha generado fantasmas de inseguridades jurídicas que deberíamos debatir y aclarar, y con ello construir algo más de optimismo y de confianza en las instituciones. Acabo de regresar de trabajo de campo en el Rio Caquetá y allá se leen otras dinámicas que no se leen en Bogotá.
Estamos trabajando con líderes del Pacífico, y allá se lee otra realidad. En esa periferia del país se está esperando que el retiro de las Farc y la recomposición de otros grupos armados se respondan con una decisión firme del estado y de las fuerzas armadas para ocupar esos espacios vacíos en seguridad y en provisión de bienes públicos. Ese miedo en la periferia, y el pesimismo y desconfianza en el centro del país tienen que estar afectando la economía.
¿Qué impulso le podemos esperar de la tasa de interés este año?
Como dije antes no soy bueno para las predicciones. Mis áreas de experticia no me dejan contestar a este tema con propiedad, pero sobre todo con algo de valor agregado para sus lectores.
¿Qué aportes hace la academia a la economía nacional, algunas propuestas?
Nuestra responsabilidad está en hacer investigaciones rigurosas, críticas y éticas, pero también en formar economistas rigurosos, críticos y éticos. En el caso de la formación, esto no es fácil en una disciplina que no ha renovado mucho sus métodos pedagógicos, ni sus textos de enseñanza en el último medio siglo.
La separación de la filosofía política y moral del uso de herramientas matemáticas que se enfocaron excesivamente en el análisis de la eficiencia ha generado una mayor dificultad para formar economistas que se hagan las grandes preguntas normativas de la economía, y que incorporen el discernimiento ético dentro de sus análisis de las políticas públicas para responder a los problemas mas apremiantes de Colombia hoy.
Afortunadamente a nivel de la investigación de punta se han venido retomando las grandes discusiones de la economía que nos deberían invitar a que desde la academia aportemos a los debates importantes del país hoy. Para eso tenemos que repensar como formar a los economistas de un país que está tratando de dejar la violencia atrás.
Le doy ejemplos de preguntas que deberíamos responder desde las facultades de economía: ¿Cuál es el modelo agrícola que mas aporta el desarrollo y reducción de la violencia del país? ¿Cuál es el costo de oportunidad de dejar enterrados en el subsuelo minerales y combustibles fósiles frente al costo de oportunidad de extraerlos? ¿Cuál podría ser el papel, pertinencia e impacto de un modelo cooperativo (ecomun) como el que están construyendo las Farc para el desarrollo rural? ¿Cómo diseñar incentivos compatibles con la reducción de la corrupción y la deshonestidad que tanto erosionan la economía?.
Debemos desde la academia preguntarnos si nuestros egresados están siendo formados para responder a estas preguntas. Si no es así, tenemos que devolvernos al tablero.
¿Cómo ve el panorama del gasto del Gobierno, si por un lado está el objetivo de la Comisión de Gasto de reducir la cifra, pero también hay muchos subsidios?
No veo incompatibilidad en que el gobierno use sus espacios de maniobra con subsidios y gasto mientras la comisión del gasto evalúa y recomienda sobre el mismo. Me refiero a que no es solo una discusión del tamaño del gasto sino de la calidad del mismo. Las personas que están en esa comisión del gasto tienen todas las capacidades para enviar señales cualificadas sobre los sectores donde el costo de oportunidad de reducir el gasto es menor.
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