Asociaciones de cafeteros piden a la industria cambiar el modelo económico del sector

Detrás de cada compra de una taza de café en un establecimiento comercial, un restaurante o una cafetería existe toda una cadena productiva que nace con los cultivadores del grano.

A pesar de ser una de las bebidas más consumidas a nivel global, los precios decrecientes del café en los últimos meses han llevado a que las ganancias de los productores sean cada vez menores, y que, como explica Roberto Vélez, gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), en algunos casos el pago que reciben no compensa siquiera la producción.

Por ello, diferentes asociaciones cafeteras a nivel global han venido haciendo un llamado a la industria con el objetivo de establecer acciones para garantizar condiciones económicas adecuadas para sus agricultores. “Cuando ocurren eventos como el que estuvimos experimentando en los últimos tres meses, donde los precios de venta no cubren los de producción, es donde decimos que la industria o la cadena olvida la sostenibilidad económica”, explica Vélez.

Por ello, hace menos de un mes las asociaciones cafeteras de América Latina, África y Asia enviaron una misiva a las principales compañías compradoras de café a nivel internacional, entre las que se encuentran Starbucks, Nestlé, Joh Johannson, Gustav Paulig, Folgers, Keurig y JDE señalando que existe un “desbalance que necesita ser corregido y todos y cada uno de los eslabones de la cadena tienen que ser rentables si queremos tener una industria cafetera sana y sostenible”.

De acuerdo con Vélez, más que un cambio de pensamiento, lo que se requiere es “un cambio de modelo económico”, pues según la Federación, “mientras en 1982 la libra de café fluctuó entre US$1,20 y US$1,40, este año ha llegado a US$0,94, con lo cual los productores han perdido al menos dos terceras partes de su capacidad adquisitiva”.

Colombia es un país de tradición cafetera, actualmente 540.000 familias dependen de este producto que según la FNC representa 26% del PIB agropecuario, 4% de las exportaciones totales del país y 0,7% del PIB nacional.

Si bien el Gobierno ha trabajado constantemente en subsidios y apoyos para el sector, y en el último mes, a través del Ministerio de Agricultura, ha anunciado una serie de medidas como el Incentivo Gubernamental para la Equidad Cafetera (Igec), por $100.000 millones, para compensar a los cafeteros siempre cada que el precio de compraventa su ubique por debajo de $700.000 por carga, la Federación asegura que lo que se necesita son medidas de fondo.

Y precisamente, en ese cambio de paradigma, quien compra esa taza de café, en un establecimiento comercial, un restaurante o una cafetería, juega también un rol crucial, por eso la FNC también le está aportando a esto. “El consumidor no está al tanto de lo que está sucediendo, y lo que creemos es que cuando disfruta una taza de café no sabe que quienes están produciendo la materia prima no ganan lo suficiente para mantener su vida y la de su familia”, sostiene Vélez.

El efecto del real brasileño sobre los precios del café
Uno de los efectos que los analistas revisan con relación al precio internacional del café es el impulso que generan las fluctuaciones del real brasileño, la moneda del mayor productor de café del mundo.

“Cuando el real se fortalece frente al dólar, es decir que su tasa de cambio baja, el café de Brasil pierde un poco de atractivo vía tasa de cambio”, explica Julián Cárdenas, analista de Protección. En ese sentido, cuando se aprecia esta moneda, los grandes negociadores viran hacia otros mercados, como el colombiano, un efecto que se ha sentido en las últimas semanas gracias a las elecciones.