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Trabajo forzado, productos de mala calidad, infracción a normas de mercado y casos de plagio son algunos de los puntos que tienen a las compañías en el radar
Shein y Temu son empresas chinas que ganaron terreno en el mercado del comercio electrónico. Una de las bases de la publicidad de ambas compañías se centró en que sus precios son bajos, y cuando se habla de cifras que no golpean el bolsillo, es que estas plataformas ofrecen tarifas con 60% o 90% de descuentos.
Pero no todo es color de rosa, ambas plataformas tienen la lupa puesta por varias razones. La primera son los aranceles del nuevo presidente de EE.UU, Donald Trump, que podrían encarecer los envíos, particularmente en el mercado norteamericano.
La segunda está relacionada con que varios medios de comunicación relataron que hubo sustancias tóxicas en algunos de sus productos, incluso, circuló información del ahora secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, señalando que las compañías elaboran artículos “con mano de obra esclava”.
Para Daniel Burbano, asesor de imagen, independientemente de los señalamientos, ambas compañías revolucionaron la industria con precios bajos, “atrayendo a un público ávido de tendencias asequibles”.
“Temu tiene menos tiempo en el mercado que Shein, sin embargo, supo posicionarse en el mercado con una estrategia agresiva de precios aún más bajos que Shein. Su catálogo no se limita a la moda, sino que abarca una amplia gama de productos, desde artículos para el hogar hasta productos de belleza e incluso electrónica. Esta diversidad puede ser un factor decisivo para aquellos que buscan una solución integral para sus compras”, afirmó.
“Shein se consolidó como un referente en la moda rápida gracias a su amplio catálogo de ropa, zapatos y accesorios y su rapidez en presentar nuevas prendas. Su enfoque le permite ofrecer una selección más actualizada de tendencias, lo que atrae a un público más preocupado por seguir las últimas novedades. Si bien sus precios no son tan bajos como los de Temu en algunos casos, siguen siendo muy asequibles”, dijo Burbano.
La experta en moda, Alejandra Granados, señaló que este mercado, que involucra el fast fashion, impacta en la sostenibilidad ambiental, porque sus bajos costos incentivan a compradores a adquirir productos que son de corta duración.
Así que dejando a un lado el tema de precios, otro rubro que destacaron los analistas es la responsabilidad social de ambas marcas. La asesora de moda, Pilar Luna, es una de las que recomienda no adquirir productos de este mercado a causa de su impacto sobre el medio ambiente.
“Está comprobado que el fast fashion le hace daño al planeta, porque ropa de mala calidad, sobre todo de Shein y Temu, impacta en la sostenibilidad. Hay señalamientos de trabajo forzado con la finalidad de que puedan cumplir con toda la demanda; este es el lado oscuro del fast fashion”, argumentó.
Luego, señaló que “el fast fashion nació en los 90s, y la idea era democratizar la moda, pero se convirtió en algo poco sostenible, no solo a nivel ambiental, sino social. Es mejor adquirir productos de diferente origen, así sea pagando más”, concluyó.
“Antes de adquirir una prenda de fast fashion, hay que preguntarse si realmente se necesita. Debe considerarse si el producto es de buena calidad y si este durará, es mejor una pieza de buena calidad que muchas que solo durarán una temporada. Hay que buscar marcas que utilicen materiales sostenibles y con prácticas laborales justas”, enfatizó Burbano.
Y lo anterior aplica para Shein y Temu porque están en el ojo del Gobierno de EE.UU. por supuesto trabajo forzoso; ambas empresas lo niegan. A inicios de 2025, fueron citadas a una audiencia parlamentaria en el Reino Unido por estos señalamientos. La BBC reveló que los empleados de Shein trabajaban 75 horas a la semana.
Según el medio, el Código de la empresa establecía que no se debía laborar más de 60 horas semanales; la compañía dijo a ese medio que trabajaba para mejorar las condiciones de sus empleados.
Reuters señaló que la Unión Europea coordinará una investigación a Shein junto con la Red de Cooperación para la Protección de los Consumidores, basada en sospechas de que la compañía infringe normas de protección de los consumidores europeos.
La organización mostró su preocupación por 4.600 millones de artículos de valores inferiores a US$22,8 importados hacia la Unión Europea en 2024. Para ellos, este tipo de productos supone una competencia desleal para los vendedores, agregando el impacto ambiental, apuntó el medio.