El primer presidente negro de la historia de Estados Unidos y el primer Papa latinoamericano se sentaron a discutir durante 50 minutos los conflictos internacionales. Los elogios también estuvieron presentes: Barack Obama (1961) le dijo al Papa “la suya es una voz que el mundo debe escuchar”. El servicio secreto de EE.UU. tuvo agentes disfrazados de turistas y sacerdotes.