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Uso de equipos de protección no es cultura entre pequeños agricultores

martes, 11 de marzo de 2014
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Paula Delgado

El equipo de protección personal (EPP) en la actividad agrícola debe usarse siempre que se manipulen productos biológicos o químicos como plaguicidas; sin embargo, en Colombia, principalmente entre los pequeños agricultores, este no recibe la atención que merece y es reemplazado por ropa común.

Los componentes de los plaguicidas incluyen ingredientes activos que pueden poner en riesgo la salud del cultivador aumentando la posibilidad de intoxicaciones, ya que estos ingredientes pueden ser absorbidos accidentalmente por el cuerpo desde la piel, la boca, la nariz y los ojos.

Estos insumos han sido diseñados bajo estrictos protocolos científicos de eficacia y seguridad con el fin de que controlen las plagas y enfermedades que atacan los cultivos, sin embargo, para que cumplan con su objetivo deben usarse en forma responsable y adecuada. Hace parte de las responsabilidades del agricultor conocer e implementar prácticas como leer e interpretar de manera correcta la etiqueta del producto o calibrar los equipos de aplicación.

He ahí la importancia de que quien aplique los plaguicidas haya recibido capacitación sobre la importancia de mantener su seguridad, de tal forma que siga un procedimiento adecuado mientras manipula los productos.

“La gran mayoría de los países latinoamericanos han incluido los EPP dentro de su marco regulatorio”, explica Gabriela Briceño, gerente de los programas CampoLimpio y CuidAgro de CropLife Latin América. Sin embargo, en la región, Brasil ha sido pionero en la obligatoriedad implementando leyes específicas y multas.

Según María Helena Latorre, directora ejecutiva de la Cámara Procultivos de la Andi, “por normas y protocolos empresariales de salud ocupacional muchas productoras agrícolas del país exigen el uso del equipo, pero lastimosamente el pequeño agricultor aún no tiene la cultura”, a pesar de que en Colombia todo producto de protección de cultivos incluye en la etiqueta la leyenda “utilice ropa protectora durante la manipulación, aplicación e ingreso al área tratada en las primeras 24 horas”.

La manipulación incluye el proceso de mezcla del producto, la aplicación y el ingreso a las áreas del cultivo tratadas.

Actualmente hay varias empresas especializadas en la fabricación y distribución de estos equipos.

En cuanto a los precios, en Latinoamérica van desde US$26 hasta US$70 por un kit completo que incluye camisa, pantalón, guantes, delantal, capucha y mascarilla. En Colombia, los costos varían dependiendo del material (permeables, impermeables o hidrorepelentes) y pueden oscilar entre $70.000 y $150.000.

El promedio de vida útil es de 50 lavadas con jabón neutro antes de que empiece a decaer su nivel de protección, en otras palabras, puede durar hasta un año si se utiliza semanalmente.

Implementos que son sometidos previamente 
Con el uso de equipos de protección se reduce la exposición del agricultor a los productos que utiliza para proteger sus cultivos. Entre más completo sea el equipo y de mejor calidad, mayor será la reducción del riesgo. La garantía está en que los laboratorios que fabrican los implementos están acreditados y asociados a centros de investigación o universidades, que realizan pruebas físicas de resistencia.

Las opiniones

Gabriela Briceño
Gerente de CampoLimpio y CuidAgro de CropLife
“La gran mayoría de los países latinoamericanos han incluido los equipos de protección personal dentro de su marco regulatorio”.

María Helena Latorre
Directora Ejecutiva de la Cámara Procultivos Andi
“Desde el programa CuidAgro se promueve su uso, pero el pequeño agricultor aún no tiene la cultura y opta por ropa de trabajo común”.

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