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¿Qué se espera en materia económica para este año?

martes, 31 de marzo de 2015
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Iván Duque

La incertidumbre vivida en 2014 producto de la volatilidad en los precios del petróleo llevaron a revaluar a muchos analistas sus pronósticos de crecimiento. Por ejemplo, el FMI en su informe “World Economic Outlook (WEO)” cambió a largo de 2014 y revaluó en enero del presente año sus pronósticos de crecimiento mundial. 

Al hacer un paralelo entre los datos presentados en el informe de enero de 2014 y los mostrados en 2015 sobresale el hecho de que los pronósticos de crecimiento tanto para cierre de 2014 y las estimaciones de 2015 se desaceleraron en casi todas las economías. 

El pronóstico de crecimiento de 2015 aumentó para EE.UU. dado su buen desempeño en 2014 en especial en el tercer trimestre, cuando experimentó un crecimiento de 5%. Esto influyó para que en el agregado el crecimiento de las economías desarrolladas mejorara respecto al WEO 2014, sin embargo, los pronósticos de crecimiento para la zona euro siguen débiles.  

Colombia no es la excepción, el FMI desmejoró sus estimaciones iniciales y de acuerdo al último informe pronostican un crecimiento de 3,8%. A nivel nacional, el Banco de la República también modificó su proyección. Siguiendo esta misma línea diversos gremios y grupos académicos consideran que la expansión para este año puede oscilar entre 3,5% y 4%, por debajo de las expectativas iniciales.  

El crecimiento económico estará impulsado por el sector de la construcción, en especial obras civiles y edificaciones. Sin embargo, este sector se desaceleró en 2014 y puede presentar una menor expansión para 2015 teniendo en cuenta que gran parte del dinamismo de este sector se vio favorecido por un estímulo fiscal a través de la construcción de viviendas, pero este estímulo puede verse afectado por los menores ingresos que recibirá la nación de cara a la caída en los precios del petróleo, lo cual puede disminuir la inversión pública. 

La industria y el sector mineroenergético siguen siendo los más preocupantes para 2015, de no implementarse las políticas públicas adecuadas de forma inmediata. Ya que como se vio, la industria en particular no se recuperó a pesar de la fuerte devaluación del peso. 

El ICI está conformado por tres componentes: el volumen actual de pedidos, el nivel de existencias y las expectativas de producción para los próximos tres meses. En diciembre, la recuperación evidenciada respecto al mes anterior se debe a una mejora de 14 puntos porcentuales en el componente de expectativas de producción para el próximo trimestre. Por su parte, los componentes de volumen actual de pedidos y nivel de existencias mostraron un retroceso de 10,9 pps y 2,9 pps respectivamente respecto a noviembre. Al comparar con diciembre de 2013 se aprecia una caída importante en las expectativas de producción. Finalmente, el año 2014 finaliza con un retroceso en las expectativas de empleo en la industria. 

Bajos precios del petróleo
Para 2015 no se espera un efecto rebote en el precio del petróleo. En términos fiscales el hueco será mayor y se verán afectadas las principales variables macroeconómicas del país. Los menores ingresos que recibirá la nación por cuenta de la renta petrolera seguirán presionado al alza la tasa cambio, sin embargo, esta situación tiene dos efectos que ya han sido señalados. 

En primer lugar, puede compensar los efectos negativos de la caída de los precios y dinamizar la demanda interna. 
Pero, por otro lado aunque se presume que la devaluación beneficiaria las exportaciones, al estar estas concentradas en productos mineroenergéticos el impacto real será negativo, a menos que se aproveche el potencial de sectores como el industrial y se diversifique nuestra canasta exportadora, lo cual en el corto plazo es poco probable. 

De otro lado, los términos de intercambio seguirán disminuyendo dada la tendencia bajista en los precios de los productos básicos.  

Crecimiento industrial incierto
Existe un Trade Off entre el precio y la producción. Los menores precios significan menores ingresos que deben ser compensados con mayor producción ¿es posible alcanzar una mayor producción con una inversión débil y sin una política industrial definida? 

Segundo, la devaluación encarece el precio de los bienes de capital importados y necesarios para producir y si a esto le sumamos los altos costos que asume el sector industrial, la situación se torna compleja.  

Las importaciones de bienes industrializados representan más de 90% de las importaciones totales del país. Las que tienen intensidad tecnológica media y alta representan 52%, estas pueden limitar el crecimiento del consumo interno ya que incluyen entre otros: automóviles comerciales, computadores y televisores. 

Un mayor dinamismo del sector industrial puede mitigar los choques negativos de la destorcida en los precios del petróleo. Para ello se necesita ejecutar una política industrial realista, cuyos lineamientos son evidentes, y han sido expuestos en detalle tanto por los dirigentes del sector  como por diversos analistas y académicos.  

Lenta recuperación del comercio
Las exportaciones abrieron el año cayendo en 40% frente a enero de 2014. 

Esto es explicado por la transformación que experimentó nuestra canasta exportadora. En 1998 las exportaciones estaban concentradas en el sector industrial, desde 2010 producto del boom minero-energético se vivió un cambio, que implicó una mayor vulnerabilidad de la misma ante variaciones en los precios del petróleo.  

Sin embargo, una disminución como la registrada en 2014 no se ve desde los años 1998, 2001 y 2009. Es decir, años en los que la economía atravesaba por un lento crecimiento económico, y muchos de ellos corresponden a periodos postcrisis.  

A esto se le suma el hecho de que los países que absorben la mayor parte de las exportaciones del país han venido reduciendo sus tasas de crecimiento económico. 

Menos dinmismo de la IED 
La IED continuará por su senda decreciente. En primer lugar, porque la mayor parte de estos flujos se destinan al sector minero-energético el cual no augura los mejores resultados.

En segundo lugar, existe la posibilidad de que se empiece a normalizar la política monetaria en EE.UU., lo cual implicaría una fuga de capitales hacia este país. 

La inversión proveniente de EE.UU. y Panamá representa 18% y 13% del total respectivamente. Aunque en lo corrido de 2014 la inversión de Panamá aumentó, las tensiones comerciales con este país siguen latentes, lo que dificultará el flujo de inversión en 2015.  

Así mismo, después del alto dinamismo que presentó la Inversión Extranjera de Portafolio en 2014, se espera que se modere para este año. 

El rebalanceo de los índices de deuda emergente local GBI-EM de J.P. Morgan, gracias al cual Colombia aumentó sustancialmente su participación en los mismos, implicó un aumento significativo de las tenencias de TES por parte de agentes internacionales, los cuales a finales de septiembre poseían casi 14% del saldo de deuda pública interna. 

Esto implica que su participación se duplicó en un lapso de seis meses, lo que trajo consigo entradas de capitales significativas. En adelante, es previsible que los ajustes de estos referentes sean leves, y que los flujos de estos agentes estén principalmente explicados por su preferencia por poseer activos de renta fija emergente. 

Esto, debido a un ajuste en las condiciones de los mercados financieros y en el apetito de riesgo de los inversionistas internacionales, como resultado de los aumentos previstos en la tasa de interés en EE.UU. y la posibilidad de una corrección en las cotizaciones y la volatilidad de múltiples clases de activos. Producto de lo anterior, se espera también una contracción en el ritmo de acumulación de reservas internacionales.

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