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El intenso verano le sigue pasando factura al sector agropecuario. Sectores como la ganadería, porcicultura, avicultura, paperos y otros cultivos transitorios han evidenciado significativas caídas en su producción y rendimientos e incrementos en los costos de sostenimiento de cultivos y animales por la escasez del recurso hídrico.
Tan solo los paperos, han advertido caídas en la producción de hasta un 50%, que podría llevar al desabastecimiento del alimento en las principales centrales mayoristas y los ganaderos han alertado sobre pérdidas totales de forrajes.
Pero con todo y lo que implica para los agricultores y productores padecer de las inclemencias del cambio climático, pareciese que no les interesa tomar conciencia sobre su influencia y se niegan a asumir una posición preventiva.
Sin duda, la falta de preparación y planificación sigue siendo una constante entre los productores nacionales que aún sabiendo, que para esta fecha vendría una ola de calor, en su mayoría, no cuentan con sistemas de riego, ni planes de control de plagas.
Lo cierto es que dos olas invernales que dejaron pérdidas millonarias en todo el territorio nacional y ahora los efectos de la ola de calor, deben servir de lección para que los jugadores del sector agropecuario tomen medidas y apliquen estrategias que permitan contrarrestar los negativos efectos del variable clima.