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Analistas 14/05/2015

El fútbol y su aporte al desarrollo

Sergio Mutis Caballero
Presidente Grupo Valor
La República Más
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A pocas semanas de comenzar la Copa América, las remodelaciones y ampliaciones de los estadios de fútbol de las ciudades sedes en Chile, aún no se han concluido. Particularmente el estadio Germán Becker de Temuco, donde la Selección Colombia se enfrentará al equipo de Perú, le falta aún terminar la nueva iluminación; y al estadio Monumental de Santiago de Chile, donde será el partido contra el equipo de Brasil, le están terminando de instalar las sillas de una de las tribunas. 

Lo anterior muestra, entre muchos aspectos, la importancia de la inversión económica en la actualización de la infraestructura tanto deportiva como de ciudad, en infraestructura hotelera y complementaria; en fin, el aporte a la economía derivado de un evento deportivo de tanta importancia y por supuesto el empleo que genera, tanto en la fase previa, como en el desarrollo de la justa e incluso le da dinámica al desarrollo regional. 

Para la pasada Copa Mundo de la Fifa de Brasil 2014, este país invirtió más de US$5.000 millones en la renovación y construcción de los 12 estadios utilizados, según informó el comité organizador. A lo anterior se le debe sumar otros tantos miles de millones de dólares en inversiones privadas, como hoteles y concesiones de infraestructura; aunado a gasto de gobierno en obras públicas, infraestructura de transporte, incluyendo movilidad urbana, aeropuertos y carreteras, que inexorablemente corresponden a inversiones para el desarrollo del país. Además de un importante gasto en cultura ciudadana y en seguridad.  

En contra, se podría pensar que algunas inversiones pueden ser catalogadas sinsentido, cuyo mayor ejemplo lo muestra, en el caso del análisis de la pasada Copa Mundo, el gasto en el estadio Mané Garrincha de Brasilia, que costó US$300 millones, con capacidad para 70.000 espectadores y por tener un equipo de categoría inferior (liga estatal local), el promedio de uso es de menos de 1.000 aficionados. Cuatro de los doce estadios mundialistas, incluyendo este de Brasilia, se podría afirmar que, no tuvieron viabilidad o justificación económica. 

En todo caso las inversiones del sector privado y el gasto de los gobiernos, mejoran sus infraestructuras y estimulan la economía. Prueba de lo anterior, en tema local, fue cuando Cali hace más de 30 años organizó los Juegos Panamericanos, por sólo decir un efectivo ejemplo, la ciudad urbanísticamente tuvo un gran desarrollo. Para el caso internacional, las olimpiadas de Londres 2012 le dejaron a Gran Bretaña y su capital un importante desarrollo, después de gastar US$14.600 millones. 

Para terminar, dejando de lado el tema de la inversión en la infraestructura del país anfitrión, relacionado con los grandes eventos deportivos, existe otros factores que influyen, sobre todo dependiendo de los resultados, en la alegría de todo un país, en la autoestima patria, jalonando el consumo y por ende la economía.  

Ojalá para la Selección Colombia, la fiebre amarilla de la Copa Mundo del año pasado se repita por los positivos resultados de nuestro equipo liderado desde la dirección por el profesor Pekerman y por sus jugadores Ospina, James y Falcao, que junto con los demás deportistas destacados en el fútbol mundial, representarán el sentimiento patrio y el contagio de la fiebre amarilla. 

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