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Analistas 18/09/2017

Percepciones vs. realidades: implicación económica y política

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

La revolución de los medios digitales ha sido un tema de investigación recurrente y hemos venido resaltando los desafíos y oportunidades relacionados con: i) la rapidez con la que se propaga la información, poniendo en riesgo la calidad-profundidad y la misma sostenibilidad económica de los medios, y ii) la importancia de fortalecer la investigación.


La aceleración reciente de los medios digitales ha generado grandes desafíos. Allí el mayor problema ha provenido de las noticias falsas, las cuales se diseminan rápidamente. Si bien dichas fake-news han plagado al periodismo desde su creación, su rápida difusión actual está generando erróneas percepciones sobre la realidad económica.
La revolución digital ha traído una transformación en las preferencias y comportamientos de los agentes, donde las nuevas plataformas digitales han ganado mayor participación en el mercado, amenazando la estabilidad de los segmentos tradicionales. Estas tecnologías han sido particularmente disruptivas en áreas como: i) turismo; ii) transporte; iii) servicios financieros; iv) comercio minorista, y v) medios de comunicación.
Las “Fake-News” se pueden agrupar en dos tipos: i) artículos satíricos malinterpretados como realidad, y ii) reportajes-informes realizados con la intención específica de distorsionar la realidad siguiendo algún fin político-económico. Este último es el caso más peligroso, donde la búsqueda del beneficio propio genera externalidades negativas para la sociedad. Ahora bien, las noticias falsas no son un fenómeno moderno, su presencia se puede rastrear hasta 1782, cuando Benjamin Franklin publicó un periódico falso con el fin de impulsar la revolución contra los británicos. Recientemente, la presencia de fake-news se intensificó, particularmente en EE.UU.
Así las cosas, lo que ha cambiado en años recientes es la velocidad de diseminación , como consecuencia de: i) menores barreras y costos para la publicación; ii) la ausencia de un marco regulatorio que limite-controle los contenidos originales, y iii) la mayor penetración de las redes sociales, siendo este el medio que más facilita-impulsa la diseminación. Todo lo anterior ha incentivando la aceleración de dicho fenómeno, donde las fake-news llegaron incluso a recibir más interacciones que las noticias verdaderas en los tres meses previos a las elecciones presidenciales de EE.UU. de 2016 (ver gráfico).
Lo anterior ha encendido las alarmas en gobiernos-compañías a nivel global, generando una ola de políticas y propuestas preventivas. Por ejemplo, Google cerró su servicio de publicidad online a las páginas de noticias falsas, mientras que Facebook les permitió a sus usuarios calificar la veracidad de cualquier artículo. El gobierno chino atacó directamente, generando un filtro interno para bloquear cualquier página “generadora” de fake-news (incluyendo gigantes como Google y Twitter). Esto representa una solución eficiente, pero preocupante frente a la libertad de prensa.
Percepciones vs. realidades
Sus efectos de externalidad negativa sobre la sociedad se han materializado en “impulsos populistas”, donde los ejemplos más dicientes fueron los triunfos del Brexit y de Trump. De manera similar, también han tenido un efecto importante a nivel local.
En efecto, variables de fácil percepción como la situación económica muestran una coincidencia cercana tanto en términos tendenciales como en cifras. Así, según la última Encuesta de Gallup, solo 12,5% de los encuestados consideró que la situación económica había mejorado en el segundo trimestre, muy acorde con el 1,3% registrado por el PIB-real en el mismo período. De forma similar, las percepciones respecto al desempleo y el costo de vida registran una convergencia.
Sin embargo, en el caso de variables como pobreza y educación lo que se observa es una divergencia histórica entre la percepción y las cifras reales. Por ejemplo, las percepciones respecto al deterioro de la pobreza alcanzaron niveles máximos de 71% en el segundo trimestre de 2017, un marcado contraste frente al dato que indicaba un gran progreso al bajar a 28% (mínimo histórico) de pobreza monetaria. Por su parte, las opiniones de la calidad y el cubrimiento de la educación registraron una tendencia descendente frente al marcado repunte de la tasa de cobertura de la educación superior. Allí las dificultades en la distinción-medición de dichas variables explicarían gran parte de estas divergencias. Al respecto, César Caballero propuso una explicación alternativa, al haberse registrado progresos importantes a nivel histórico, la frustración se expresa a través de “pensar con el deseo” de querer ver aceleraciones continuas.
El papel del periodismo
De cara a esta amenaza, los gobiernos-empresas se han puesto en la tarea de generar herramientas para controlar la rotación de noticias falsas, infortunadamente, las medidas no tendrían el impacto deseado o representan una fuerte amenaza. Así las cosas, el papel de desenmascarar las noticias falsas recae en el propio periodismo. Allí, la tarea de los medios será doble: i) realizar-desarrollar artículos más profundos y pedagógicos que puedan competir en formatos cortos (como los usados por las noticias falsas), y ii) blindar al periodismo y a la sociedad de dichas noticias a través de develar dichas falsedades.

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