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Analistas 20/10/2022

El centro, el abrazo de los extremos

Rodolfo Correa
Expresidente Consa

Hoy en Colombia vivimos en una guerra que ya no es tan fría ni silenciosa, donde los fanatismos políticos de Izquierda y Derecha nos quieren obligar a atrincherarnos en los extremos, excluyendo la razón o no admitiendo más que su razón. El resultado: la división del país, la falta de justicia, la lucha entre clases sociales y la amenaza constante de perder lo que con esfuerzo hemos construido como sociedad.

La fractura del pueblo colombiano comenzó a ser más notable durante la negociación entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de la Farc la cual terminó con la firma de los acuerdos en el 2016. Curiosamente no fue un asunto de fondo sino de forma, pues la división nunca se generó por la búsqueda de la Paz sino por el cómo se realizó la negociación. Allí tristemente nos obligaron a tomar partido, en medio de una campaña política publicitaria en la que nos vendieron la continuación de la guerra o una paz injusta para las víctimas. Yo, de hecho, voté sí a la firma del acuerdo, pues siempre he preferido una paz imperfecta en vez de una guerra perfecta.

Gracias a esa coyuntura algunos comenzaron a atrincherarnos creando un exceso de polarización que solo produce conflicto y no permite que los ciudadanos encuentren su propio centro y la certeza del papel del Estado en la sociedad. La pobreza, inseguridad y la poca empatía ciudadana volvieron a ser los protagonistas del país y hoy esas falencias nos tienen en el punto donde nos encontramos.

En conclusión, la polarización de Colombia no es un asunto de ideas ciudadanas pues estas al final se complementan, es un tema de liderazgos políticos y sus cambios constantes de toldas, es, sobre todo, un fenómeno de egos. Un enfrentamiento entre poderosos particulares que impulsan el fanatismo emocional en donde las ideas de progreso colectivo terminan siendo las grandes ausentes y el pueblo el gran perjudicado. Ya lo decía Franklin Roosevelt, “un radical es alguien con los pies firmemente plantados en el aire” y así están nuestros actuales líderes por eso hoy los ciudadanos tenemos más dudas que certezas.

Y es que mientras el negocio para algunos de la izquierda y la derecha en Colombia es la radicalización como medio para alcanzar el poder, nosotros nos creemos la mentira de que ambas ideologías son irreconciliables, olvidando el principio de polaridad: todo tiene dos caras, dos opuestos que se complementan y son vitales para la coexistencia.

Es claro, solo si somos capaces de reunificar las polaridades será posible experimentar otra realidad, una que no esté definida por nuestra posición sino por una decisión libre de acuerdo a las circunstancias.

Los reto a encontrar un solo extremo que sea positivo. Ni siquiera el amor es un buen exceso pues orden sin amor es tiranía pero amor sin orden es alcahuetería. Sí es posible Gobernar con lo mejor de cada ideología llegando al anhelado pero difícil centro, aquel que nos permitirá avanzar unidos en pro del progreso. El centro es el abrazo de los extremos. No es hora de girar a la izquierda ni a la derecha, es hora de ir hacia adelante.

Notícula: Hoy he renunciado a mi calidad de Secretario de Agricultura de Antioquia y de Presidente del Consejo Nacional de Secretarios de Agricultura de Colombia, y a partir de hoy comienzo mi carrera para Cuidar a Medellín de los extremos que la quieren incinerar.

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