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Analistas 15/06/2018

¿Votar por Petro?

Roberto Rave Ríos
Presidente ejecutivo Laick - Cofundador Libertank

Estamos a pocos días de elegir a nuestro próximo presidente. La mayoría queremos a un líder que nos una y que nos oriente por un nuevo rumbo. Queremos soluciones concretas y realistas a las dificultades que padecemos.

Muchos desconfiamos de las soluciones simplistas a problemas complejos. El expresidente Mariano Ospina Pérez tenía razón cuando llamaba a los colombianos a “no ser mercaderes de ilusiones, sino empresarios de realidades”. Nuestra gente, en su mayoría, reclama de sus políticos y dirigentes actuales un discurso sereno y tranquilo, no uno sustentado en la lucha y odio de clases. Como bien decía Don Nicolás Gómez Dávila: “más seguramente que la riqueza hay una pobreza maldita: la del que no sufre de ser pobre sino de no ser rico; la del que tolera satisfecho todo infortunio compartido; la del que no anhela abolirla, sino abolir el bien que envidia”.

Hago parte de los jóvenes menores de 30 años que votarán por Iván Duque, con una mezcla de entusiasmo, ilusión y convicción. Por otro lado, me llama profundamente la atención que muchos colombianos se estén dejando cautivar por promesas incumplibles, por odios infundados y por rabias basadas en calumnias y resentimientos.

Lamentablemente estos son los motivos principales de quienes tienen la intención de votar por Petro. A ellos, especialmente a quienes no están aún consumidos por el fanatismo antiuribista, les formulo las siguientes preguntas: Usted, querido compatriota, que es una persona respetuosa de la ley y que quiere vivir en libertad y orden, que es una persona ponderada, pacífica y honesta, ¿Votaría por alguien que perteneció a una de las organizaciones terroristas más tenebrosas de la historia de Colombia?

¿Votaría tranquilamente por alguien que tuvo una alcaldía plagada de sobrecostos, peleas e incumplimiento de promesas, como, por ejemplo, cuando impuso por decreto el presupuesto de la ciudad y el POT?

¿No tiene en mente las 45 obras inconclusas por un valor que rodea el billón de pesos, la meta de 86 colegios nuevos que se cumplió solo en 10%, la promesa de 405 jardines infantiles que solo se cumplió en 1.5%? ¿Acaso un simpatizante de Petro no sabe que, de los 90 proyectos de inversión en centros de salud, solo nueve fueron terminados y de 28 proyectos de obra nueva aprobados tan solo se terminó uno?

¿Votaría por una persona que habla de expropiación y que propone un impuesto a la tierra improductiva, llamado por Chávez el impuesto a la tierra ociosa y bajo el cual expropió? ¿Puede alguien indignado por el desastre de Venezuela votar por una persona como Petro, que asesoró a Hugo Chávez, a quien le profesa abierta admiración?

¿Están dispuestos los jóvenes que anhelan un futuro mejor a votar por una persona que además de todo esto tiene un contraste tan grande con un candidato como Iván Duque, joven y para los jóvenes, sin investigación alguna, con propuestas realizables, con un discurso que une y con cero experiencias en corrupción? Dejemos la rabia. Salvemos a Colombia. Votemos por Duque.

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