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Analistas 10/02/2021

El reinicio del capitalismo

Roberto Rave Ríos
Presidente ejecutivo Laick - Cofundador Libertank

Hace un año estaba llegando la pandemia a nuestro país, hace un año iniciamos este camino oscuro que devolvió la esperanza al mundo y en el mundo y que además, dejó al descubierto los populismos y sus falacias. Hace un año redescubrimos la fragilidad y con ella la trascendencia de nuestras instituciones. Estamos de paso mientras que las instituciones tienen una vocación profunda de permanencia. Recuerdo pensar con optimismo: “En un año estaremos todos vacunados, en un año esto habrá pasado”.

Sin embargo, apenas iniciamos un largo proceso de vacunación, a veces sin entender las secuelas y los trastornos psicológicos que harán parte de varias generaciones. El destello de luz se ve al final del túnel y es preciso reflexionar sobre el mundo que queda, sus sistemas y aquello que nos ha mantenido en pie.

La pandemia fue la herramienta perfecta para atacar con todas las armas al capitalismo y a las empresas. Muchos intelectuales se atrevieron a afirmar que el capitalismo había reflejado en esta coyuntura su fracaso completo, que se debía repensar y reiniciar al mundo, transformando el sistema que ha logrado un descenso del 75% de la pobreza extrema en 30 años, como bien lo afirma Steven Pinker. Tal vez hemos entrado en aquella corriente pesimista y reformista, tan de moda por estos días, que cree que todo debe cambiar y que redefiniendo todas la formulas y olvidando que “cabalgamos sobre hombros de gigantes”, el mundo será “mejor”.

El Foro Económico Mundial, ha titulado este año, como el año del “great reset”, haciendo referencia al reinicio del sistema económico que hoy tenemos. El mismo sistema que dio como resultado la creación de la vacuna contra la pandemia en un tiempo inimaginable. He reflexionado si verdaderamente debemos poner el ahínco sobre el sistema o sobre las personas que componen el sistema. Si las fallas tan nombradas del capitalismo recaen sobre sus premisas o sobre los líderes que han distorsionado el sistema por falta de sentido humano.Creo firmemente que la gran dificultad que aborda nuestros tiempos recae más sobre la falta de formación y sentido humano que sobre el sistema.

La evolución del capitalismo hacia una conciencia más universal y humana radica en la transformación de una finalidad empresarial que sobrepasa el concepto de rentabilidad y se concentra en el desarrollo de todos aquellos que tienen que ver con la compañía. Esta visión supera el sistema y se embarca en el empresario como individuo, como persona. Y es que desde los inicios del capitalismo la visión humana ha marcado una pauta moral de alta envergadura, bien mencionaba Adam Smith en su texto «La teoría de los sentimientos morales»: «Por más egoísta que quiera suponerse al hombre, evidentemente hay algunos elementos de su naturaleza que lo hacen interesarse en la suerte de los otros, de tal modo, que la felicidad de estos le es necesaria, aunque de ello nada obtenga, a no ser el placer de presenciarla».

Tal vez la fórmula a la que debemos retornar, es la fórmula del humanismo, de la solidaridad espontánea y no impuesta por los gobiernos, del beneficio compartido por voluntad propia, por convicción y no por la premisa de quitarle a otros para repartir, olvidando que la riqueza no es una torta limitada sino que se crea y se construye todos los días con esfuerzo y trabajo. Esta meta está en manos de los ciudadanos y los empresarios, de su formación humana, de sus valores y no del cambio de un sistema que ha traído más oportunidades al mundo.

En consonancia con estas palabras la filósofa estadounidense Martha Nussbaum, parafraseando al poeta Rabindranath Tagore, escribe: “La historia ha llegado a un punto en el que el hombre moral, el hombre íntegro, está cediendo cada vez más espacio casi sin saberlo al hombre comercial, el hombre limitado a un solo fin. Este proceso asistido por las maravillas del avance científico, está alcanzando proporciones gigantescas, con un poder inmenso, lo que causa el desequilibrio moral del hombre y oscurece su costado más humano bajo la sombra de una organización sin alma”.

Post Scriptum : “El papa Francisco tiene razón en concentrar su atención en la difícil situación de los más pobres del mundo. Sin embargo, el sufrimiento de estos últimos no es consecuencia de un capitalismo desenfrenado, sino de un capitalismo que ha sido frenado de manera equivocada”. (https://es.weforum.org/agenda/2015/08/es-el-capitalismo-la-causa-de-la-pobreza/)

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