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Superado el impacto mediático, irreflexivo y politizado, de la presentación del informe de resultados de Ecopetrol 2024, conviene poner los pies en la tierra y evaluar los alcances del comportamiento de la primera empresa de Colombia.
Comparar datos solamente con el año anterior, sin examinar históricamente la fuente de los ingresos ni los volúmenes de producción, no es muy inteligente; en cambio, si se recurre a una serie que relacione ingresos, participación en el PIB y aportes a la Nación, se obtiene una visión más ilustrativa y de conjunto.
Para empezar, conviene recordar que los ingresos de Ecopetrol provienen de la explotación y comercialización de crudos -petróleo y gas- y la producción de sus derivados que se realizan en las refinerías de Reficar y Barranca. La producción se vende en el mercado interno y el Gobierno paga un precio conocido como Ingreso al Productor, IP. Al comparar dicho precio con el precio internacional se produce un saldo a favor o en contra del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles, Fepc, el cual ha sido deficitario desde la pandemia y el gobierno ha mantenido el compromiso de financiar dicho déficit.
La gráfica muestra los ingresos, tanto en billones, como en proporción del PIB del año respectivo, y es una forma de depurar el peso de la inflación. Los mejores años en valores corrientes fueron 2022, 2023 y 2024, con $159, $143 y $133 billones, respectivamente. Fueron años de buenos precios y donde se acumuló el mayor déficit del Fepc; mientras los años con más bajos ingresos fueron: 2016 con $48 billones, 2020 con $50 billones y 2015, con $52 billones; años de recesión económica o de drástica caída en los precios internacionales.
La proporción de los ingresos en el PIB del año respectivo ofrece una mejor idea de los resultados reales de la empresa porque descuenta la inflación. La mayor participación se tuvo en los años 2022 y 2012, el primero con 10,8% y el segundo con 10,4%; mientras, la menor participación coincide con los años 2020 (5%) y 2016 (5,6%).
Los años de mayor proporción en el PIB se explican por dos razones: i) ingresos extraordinarios producto de buenos precios internacionales del crudo, como en 2012 cuando el barril estuvo en US$112 y hubo una producción elevada de 944.000 barriles diarios, kpbd; y ii) liquidación excepcional del Fepc, como en 2022 cuando el Gobierno pagó $37 billones producto del mayor incremento del precio internacional de los combustibles, acompañado de otro precio excepcionalmente alto de crudo (US$99 el barril) y una relativa buena producción de 754 kpbd.
La coyuntura 2022-2024 es estrictamente comparable con la bonanza petrolera de 2012-2015. Ambos periodos registran buenos ingresos para Ecopetrol y excepcional participación en el PIB; mientras los años intermedios (2016-2021) fueron normales y sin mayores pretensiones para la empresa.
La bonanza petrolera (2012-2015) se caracteriza por: i) alta producción, allí se logró superar el millón diario de barriles, con 1.008 kpbd en 2013 y 1.004 kpbd en 2015, sumado al ii) elevado precio internacional: US$112 en 2012, US$108 en 2013 y US$99 en 2014. En esta coyuntura el Fepc es irrelevante, porque no hay diferencia entre los precios internos y externos de gasolina y diésel.
En cambio, en la coyuntura 2022-2024 se tuvo una producción intermedia, alrededor de 770 kpbd y un precio relativamente alto, de US$99 en 2022, US$82 en 2023 y US$80 en 2024; pero, la diferencia es la excepcional facturación del Fepc, pues se pagaron $37 billones en 2022, $20 billones en 2023 y $8 billones en 2024. Pagos de la Nación a Ecopetrol que, en la bonanza 2012-2015, no ocurrieron.
Para quienes dicen que Ecopetrol está en crisis, habrá que recordarles que está concluyendo una coyuntura excepcional, con nivelación de la producción nacional en los 770 kpbd, buenas expectativas de la exploración, promisorios hallazgos en gas, precio internacional que supera los US$80 -por debajo de los de bonanza-, junto a una responsable política de reducción del déficit del Fepc, causa principal del mayor ingreso de Ecopetrol en 2022.
Todo esto permite mostrar que el resultado de 2024, en proporción al PIB (7,8%), supera ampliamente el histórico del país sin bonanza (2015-2021), garantiza la entrega de utilidades y regalías comparables con los años de bonanza y va a entregar dividendos a todos sus accionistas por encima del promedio histórico. Los que hablan de crisis lo hacen con mirada cortoplacista, sesgada e interesada en mostrar un falso positivo mediático. La realidad es otra y se puede concluir que no hay crisis, sino estabilización de precios.