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Analistas 12/02/2018

Capitalismo consciente

Pilar Ibáñez
Consultora bienestar organizacional

Tuve la fortuna de reunirme con Thomas Eckschmidt, consultor y autor del libro Capitalismo Consciente, concepto que me llamó mucho la atención, razón por la que lo invité a que me contará de qué se trataba y que nos diera algunos consejos para la aplicación apropiada de dicho concepto. ¿Qué es el capitalismo consciente? Es una filosofía o forma de hacer negocios, en la que el centro no es la presión generada por el dinero, sino la persona, pues se cree que si la persona está bien el resto viene como consecuencia.

Además, según Thomas, es un movimiento en el que se siguen cuatro principios, a saber:

1. Una organización solo cambia si el jefe cambia, ya que el líder es la referencia. Entonces, se hace mucho énfasis en el liderazgo del servicio.

2. Propósito: todas las empresas deben tener un propósito, que es muy diferente a la misión y visión que tanto se mencionan y que, normalmente, no dan mucha información. Cuando una idea se echa a andar, no necesariamente está movida por el propósito de “me voy a volver rico”, sino más bien viene de una oportunidad de resolver un problema o satisfacer una necesidad. Pero es difícil a veces exteriorizar cuál es el propósito, en atención a que muchas veces es como un sentir, como una sensación, un impulso. La importancia de explicarlo a los trabajadores es lo que hace la diferencia, ya que encuentran un punto en común, con el empresario o impulsor de la idea, mucho más grande que la simple ejecución de las tareas descritas en el contrato. El propósito puede cambiar en el tiempo si las circunstancias cambian, un ejemplo de ello es Google, que inicialmente tenía como propósito organizar la información del mundo, y hoy mucho más que eso, es hacer la información accequible para todos y utilizable.

3. Grupos de interés: es importante incluir en la ecuación a todos los que de forma directa o indirecta se afectan o impactan con la operación de la empresa. Eso incluye a los hijos, esposas, familias, clientes, trabajadores, etc. Todos están asociados a la marca y pueden ayudar de lado y lado al crecimiento mutuo. Es importante también tener en cuenta que cuando se contrata a alguien debe existir la capacidad de crecer, y esto incluye a todo el núcleo familiar. La empresa supuestamente contrata a la gente por sus conocimientos, habilidades y experiencia pero, aun así, los trata como niños y, al tratarlos como tales se crea la cultura de trata de niños. “si se contrata a adultos, se deben tratar como adultos”, por lo cual es aconsejable redirigir las malas prácticas que hoy existen en el micro-management: el control excesivo, la seudo-delegación, etc. Es una relación de dar y recibir, concepto diferente al gana-gana, que se asocia siempre en términos monetarios.

Un tema interesante también es el reconocimiento, ya que se debería reconocer y promover la calidad del producto o servicio y no tanto la cantidad. Es en la calidad en la que se genera la experiencia del cliente, y lo que lo va a traer de regreso o lo va a hacer huir, y es allí entonces en donde después por la generación de confianza se logra la cantidad sostenible en el tiempo.

4. Cultura responsable: este punto es vital, porque abre a la reflexión, ¿cómo hacer para que la gente sienta pasión por la marca? Para dar respuesta a esos interrogantes, se deben determinar los comportamientos de la empresa a través de valores, valores que generen orgullo en sus usuarios o clientes.

Esto es entonces una invitación a todos los empresarios para que apliquen las prácticas del capitalismo consciente y puedan lograr que haya un crecimiento mutuo y, por ende, un mejor país, con mejores seres humanos que construyan muchos empresas.

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