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Analistas 18/04/2016

Los detractores están usando malos argumentos en contra de un mal candidato

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Pero también está la opción inversa, donde la política que desagrada a una persona hace todo mal: ¡Es inflacionaria! ¡Es contractiva! ¡Provoca acné!

Cuando uno lee afirmaciones Veg-o-Matic, siempre deberíamos sospechar. A veces una política efectivamente mata dos o más pájaros de un solo tiro (por ejemplo, se puede presentar un muy buen argumento en el sentido que la inversión en infraestructura bajo las condiciones actuales crearía puestos de trabajo, mejoraría el crecimiento de largo plazo y las perspectivas fiscales). Pero, conclusiones como esas no deberían aceptarse sin meditar mucho y sin autocrítica; hay que pararse de cabeza para evitar caer en ilusiones.

Esa consideración en sí misma debería haber emitido señales de advertencia sobre (por decir un ejemplo importante) la aceptación de la Gente Muy Seria de la doctrina de la austeridad expansiva. Era demasiado obvio que los promotores de la austeridad querían un motivo para reducir el gasto del gobierno, y tendrían que haber sido extremadamente cuidadosos de estudios que pretendían mostrar que hacerlo de hecho generaría puestos de trabajo en una economía deprimida. El hecho de que, en cambio, se apresuraron a aceptar esos estudios, fue una pésima señal.

En el Estados Unidos moderno, la economía Veg-o-Matic ha tendido a ser una cosa del ala derecha, por un par de motivos. Uno es que si la misión central del partido de alguien es confortar a los cómodos y afligir a los afligidos, esta persona debe afirmar que todo tipo de efectos maravillosos emergerán de lo que, por lo demás, parece una combinación de codicia y crueldad.

Otra es que los partidos son distintos. El monolítico Partido Republicano hasta ahora ha podido lograr que todos sus seguidores declaren que estamos en guerra con Eurasia, o Estasia, sin ninguna objeción fuerte de expertos independientes. Los demócratas son una coalición donde los expertos tienen bastante autonomía, y al menos creen tener una ética profesional que defender.

Dicho lo anterior, la tentación Veg-o-Matic existe para todos. Sí, tenemos algo de esto en el levantamiento populista dentro del Partido Demócrata, donde cualquiera que cuestione las palabras felices puede ser descartado como herramienta corrupta de las corporaciones. Pero el gran ejemplo del razonamiento Veg-o-Matic que veo en este momento (en este caso, la versión inversa) puede encontrarse en lo que podríamos llamar la crítica convencional al candidato presidencial republicano Donald Trump.

No vengo a alabar al Sr. Trump (no, por Dios) y me encantaría ver sepultadas sus ambiciones políticas con la máxima ignominia. El Sr. Trump destruiría la sociedad civil estadounidense; destruiría nuestras esperanzas de contener el cambio climático, y destruiría la influencia estadounidense al intentar intimidar a todo el que vea. Da mucho miedo que haya una probabilidad de que pueda terminar teniendo el dedo sobre el botón.

Pero demasiados críticos anti Trump parecen haberse contentado con una crítica que no resulta cierta: que un giro al proteccionismo provocaría una gran pérdida de puestos de trabajo. Lo siento, simplemente es una afirmación no justificada ni por la teoría ni por la historia.

El proteccionismo reduce las exportaciones mundiales, pero también reduce las importaciones mundiales, por lo que el efecto sobre la demanda general se pierde. Los modelos económicos de los libros de texto simplemente no dicen lo que la sabiduría convencional afirma en este caso.

Entonces, ¿por qué enfocarse en un argumento tan débil contra un candidato tan despreciable? Creo saber la respuesta: es un argumento que no conlleva hablar de aspectos terribles de la agenda de Trump que solo difieren en gradientes respecto a la agenda de otros republicanos; como dice Matt O’Brien en The Washington Post, en el tema de política fiscal el Sr. Trump simplemente es un Paul Ryan (presidente de la mayoría en la Cámara de Representantes) potenciado.

Pero los malos argumentos son malos argumentos, incluso si se usan contra un mal tipo. Y el hecho de escoger este argumento nos está diciendo algo sobre lo que está mal con mucha gente además del Sr. Trump.

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